Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal, Periódico La Jornada
16/04/2020
Foto. Roberto de la Rosa de Ávila, delegado municipal de la comunidad de Salaverna, municipio de Mazapil, Zacatecas, mostró la casa en la que habitó su hijo hasta el 2 de noviembre de 2019, y que esta a punto de colapsar debido a las explosiones originadas por la minera Ocampo Minning-Tayahua.Foto Alfredo Valadez Rodríguez
Zacatecas, Zac., Empresas mineras no han parado labores en Zacatecas a pesar de que el gobierno federal ordenó cerrarlas por considerar que sus actividades no son prioritarias en la emergencia por el Covid-19, denunció el delegado municipal de la comunidad de Salaverna, Roberto de la Rosa de Ávila.
Una de ellas, explicó, es Ocampo Minning-Tayahua, de Grupo Frisco, que explota el subsuelo de la comunidad de Salaverna, municipio de Mazapil, 270 kilómetros al norte de la capital de Zacatecas.
Ahí siete familias se resisten al desalojo y han luchado por más de una década por conservar sus casas. En el sexenio pasado Frisco obtuvo autorización de la Semarnat para cambiar su método de trabajo, de subterráneo a cielo abierto.
Más de 60 familias fueron convencidas de dejar sus viviendas para irse a vivir «en comodato» a la colonia Nuevo Salaverna, donde la propia compañía les construyó pequeñas casas a cinco kilómetros del «viejo» Salaverna. Pero el delegado Roberto de la Rosa de Ávila y seis familias más se resisten a irse.
Empleados de Ocampo Mining–Tayahua informaron a principios de este año a Roberto de la Rosa de Ávila que él y las demás familias debían abandonar sus casas porque este mes sería la fecha límite para comenzar los trabajos de exploración.
Como jurídicamente la minera de Carlos Slim Helú no pudo hacer que los sacaran por la fuerza, con el apoyo del gobernador Alejandro Tello Cristerna, por conducto de la Dirección Estatal de Protección Civil, se les notificó en diciembre de 2016, que era urgente que abandonaran sus casas, pues estaban en peligro de derrumbe «por hundimientos del subsuelo producidos por una falla geológica».
Además, la minera intensificó en cantidad e intensidad las detonaciones subterráneas con explosivos, provocando que muchas casas se cimbren y agrieten.
En la ladera de un cerro contiguo a la comunidad existe un enorme hundimiento, de aproximadamente 400 metros cuadrados, producto de esas explosiones «que la minera realiza, hasta tres veces al día, con el propósito de expulsarnos de nuestras casas».
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