Chile

Villarzú propone reemplazar reforma tributaria por sobretasa a utilidades extraordinarias de las grandes empresas

Dice que recaudaría más que propuesta de Bachelet, se eliminaría el royalty minero y serviría para crear un Fondo Soberano para Educación.

Una alternativa a la reforma tributaria que plantea Michelle Bachelet y que pueda generar aun más recursos para la educación. ¿Es posible? Según Juan Villarzú, ex presidente de Codelco, solamente basta con que se imponga un tributo que grave a todas las empresas que tengan utilidades extraordinarias, es decir, a aquellas compañías que exhiban márgenes operacionales -la diferencia entre los ingresos que reciben y los costos de producir- de más de 30%.  

En vez de subir los impuestos a las empresas y eliminar el FUT (Fondo de Utilidades Tributarias), como propone la Presidenta electa, el economista y ex ministro sostiene que se podría terminar con el royalty minero, hacer que todas las compañías se acojan al sistema general de tributos y también modificar el DL 600. Lo clave es imponer una “sobretasa” para las ganancias “excesivas” y que estos recursos vayan a un fondo soberano que se use solo para la educación. Si bien esta “sobretasa” afectará principalmente a las grandes mineras, también gravaría a compañías no mineras. “Algunas, muy pocas, unas diez serán… Algunas AFP y algunos bancos, por ejemplo”, señala Villarzú.  

Para el economista -un “Chicago Boy” y ex director de Presupuestos en el gobierno militar, pero militante DC desde los 18 años-, estas utilidades extraordinarias suponen una “renta económica”, es decir, “surgen de recursos que no son propios del giro del negocio” y que muchas veces “son por condiciones monopólicas”.   ¿Qué es lo normal? “Márgenes operacionales de 40% son una anomalía en el mundo de la gran empresa y ya un 30% es excepcional”, precisa. “Hasta el economista más conservador -y recuerde que yo estudié en Chicago- estará de acuerdo con que en estos casos debe intervenir el Estado para que las utilidades extraordinarias, o renta económica, se compartan”, añade.  

Villarzú propone que sobre las utilidades extraordinarias se imponga una sobretasa de 50% cuando el margen operacional sea de más de 30%. “Solo va a pagar si gana más de 30% y solo por esa parte extra”, explica.   Esta idea se sustenta en su experiencia en la minería. Juan Villarzú fue presidente ejecutivo de Codelco dos veces, primero entre 1994 y 1996, durante el gobierno de Frei Ruiz Tagle; y luego entre 2000 y 2006, en la presidencia de Ricardo Lagos. Como tal fue testigo del despegue de la minería privada desde fines de los 90. Relata que solo en 2011 y 2012 las empresas socias del Consejo Minero -que agrupa a las grandes mineras y Codelco- reportaron utilidades antes de impuestos por US$ 15 mil millones cada año y tributaron, por impuesto a la renta y tributo específico a la minería, alrededor de US$ 3.500 millones por año. Y, resalta, “remesaron al exterior en conjunto, esos dos años, unos US$ 13 mil millones, es decir, más de lo que requiere la reforma educacional en un lapso de 10 años”.  

Esta “sobretasa”, dice Villarzú, recaudaría al año entre US$ 2 mil millones y US$ 4 mil millones, más que suficiente para financiar la gran reforma a la educación y “lograr que en 10 años los chilenos se ubiquen entre los pueblos mejor educados del mundo”.   Utilidades extraordinarias “no se explican por mejor gestión”   El ex ejecutivo minero argumenta que su experiencia en esta industria demuestra que las compañías están teniendo grandes e impensadas utilidades, porque todas las minas hoy operativas se proyectaron con un precio del cobre de US$ 1 y no de sobre US$ 3, como ha venido siendo desde 2010. “Ya desde un buen número de años, específicamente a partir de 2006, las empresas de la gran minería del cobre y el oro están gozando de un “regalo” con el que nunca soñaron ni hicieron méritos especiales para merecerlo”.  

Las utilidades extraordinarias que han obtenido desde hace siete años “no se explican por mejor gestión, economías de escala o la genialidad de una o más empresas”, dice, sino por el cambio en la demanda por cobre que proviene de China. Las grandes mineras arguyen que, promediando los años buenos con los malos, su rentabilidad de la industria es “normal” y la buena racha compensa años de pérdidas y grandes inversiones. Villarzú responde que eso no es cierto porque en los últimos años China “revolucionó” el mercado del cobre.   ¿Tiene sentido la “sobretasa” cuando el metal está en baja? “No es cierto que se acabaron los buenos precios del cobre”, replica el ex presidente de Codelco. “Si la economía de China crece en promedio al 7%, y el resto del mundo al 3%, el consumo de cobre lo hará al 5%”, argumenta. “En este escenario lo más probable es que el precio se mueva en un rango de US$ 3 a US$ 4 por libra. A esos precios, una sobretasa que capte para Chile el 50% de las utilidades extraordinarias de la gran minería recaudaría entre US$ 2 mil millones y US$ 4 mil millones al año”, enfatiza el también ex ministro de la Segpres.  

Y si el valor del metal rojo se desplomara, también lo harían las utilidades y con ello la tasa de impuestos, que está propuesta para rentas extraordinarias. El mismo principio se aplica, dice Villarzú, si los costos suben: eso haría bajar las ganancias extraordinarias y con ello las empresas tendrían una menor “sobretasa”, o incluso ese impuesto podría no aplicárseles.   Efecto en la competitividad   ¿Y su efecto en la competitividad? El ex timonel de Codelco dice que si este impuesto frena inversiones, es sano, porque hay el riesgo de “sobreinvertir”. “El exceso de producción de cobre y el exceso de utilidades en la industria del cobre afecta la rentabilidad del resto de la economía”, argumenta. “Si quiere que el 80% de las exportaciones sean cobre, perfecto, pero sepa que va a tener unos pocos trabajadores muy bien pagados y el resto, miserablemente remunerados y sin otra actividad productiva a qué dedicarse”, advierte.   Por lo mismo, cree difícil que esto afecte la inversión extranjera.

“Mientras tengamos los recursos naturales que hay en Chile y las condiciones políticas para invertir, las grandes compañías mineras van a estar aquí. Siempre está el miedo de que se van a ir, pero no tienen mucho adónde irse y, si se van, tenemos a Codelco. Tenemos pantalones largos suficientes para decirles: “Lo sentimos mucho, nos interesa la inversión extranjera, pero si se quiere ir, ¡váyase!”. ¡Si Codelco ya produce el 11% de la producción mundial de cobre y bien puede producir el 20% o el 30%!”, explica enfático Villarzú.   La queja de las grandes mineras es que son una suerte de “chauchera” del fisco. El reclamo es reiterado desde que se impuso el impuesto específico -llamado royalty , aunque técnicamente no lo es- a la minería en 2005. Este se subió en 2006 y se sumó otro aprobado en 2010, para la reconstrucción posterremoto del 27 de febrero de ese año.   Las empresas del sector también alegan que ellas sí hacen una transferencia a la sociedad -hablan de “beneficio compartido”- en términos de remuneraciones para los trabajadores, que son las más altas de Chile, y desarrollo de las comunidades adyacentes. Juan Villarzú dice que, si bien eso es cierto, no justifica que las empresas estén ganando tanto y lo compartan tan poco con el resto.  

“Cuando converso con algunos gringos, aceptan el concepto. Los australianos tienen este sistema, también los canadienses e incluso algunos estados federales de Estados Unidos. Es un impuesto de los países mineros desarrollados, ¿por qué no tenerlo en Chile?”, inquiere.