Los pobladores de ambos países impiden el tránsito por la vía en protesta a la instalación de un proyecto minero. El puerto de Puno fue tomado y 300 turistas están incomunicados Campesinos bolivianos cerrarán uno de las cruces fronterizos con Perú en apoyo a la protesta que llevan a cabo indígenas peruanos en contra de un proyecto minero, dijo este miércoles uno de sus dirigentes.
«Vamos a empezar nosotros también a sumarnos a las marchas y protestas que están haciendo nuestros hermanos peruanos» en la frontera con el departamento de Puno, en el sureste de Perú, afirmó Fidel Pomacusi, dirigente de la junta de vecinos de Kasani, a 157 km al este de La Paz, sobre el binacional Lago Titicaca, el más alto del mundo.
Dijo que la medida, que comenzará en las próximas horas, implicará el cierre del paso fronterizo que conecta el Perú con el poblado boliviano de Copacabana, el más importante centro turístico y religioso de la región.
«Vamos a coordinar con autoridades de Migración, la Policía y la Aduana para que cierren estas instituciones», afirmó Pomacusi, entrevistado por la radio privada Erbol, quien dijo que también rechazan que el Titicaca sufra una contaminación minera.
Campesinos peruanos sostienen por más de 15 días cortes de rutas que comunican el sureste de Perú con el este de Bolivia, en rechazo al proyecto de explotación de plata y oro que pretende realizar la firma con capitales canadienses Bear Creek, aduciendo un daño ecológico en el Titicaca.
El presidente peruano Alan García anunció días atrás que utilizará a los militares para desbloquear las rutas viales, donde se hallan atrapados más de 700 camioneros con mercadería entre los dos países.
Trecientos turistas se encentran varados
Unos 300 turistas, en su mayoría europeos y japoneses, seguían bloqueados el miércoles en Puno, cerca de la frontera entre Perú y Bolivia, por una protesta antiminera de miles de personas que tomaron hace 16 días la ruta que une a los dos países.
La protesta, a la que se sumaron campesinos bolivianos, se radicalizó el martes con la llegada de miles de personas concentradas en la plaza de armas de la ciudad de Puno, de 120.000 habitantes, donde pernoctaron. «Los 300 turistas que tenemos en la zona, básicamente europeos y japoneses, están incomunicados, no pueden trasladarse, no pueden salir; el puerto en el lago Titicaca (en Puno) ha sido tomado», dijo Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo de Perú.
Hasta ahora los turistas habían eludido el corte de esta ruta viajando por el lago a través del puerto de Puno sobre el Titicaca (a 130 km de la frontera), pero éste fue tomado el martes por manifestantes, según dijo Canales en conferencia de prensa.
Por su parte Lourdes Abarca, directora regional de turismo de Puno, confirmó a la AFP que «los turistas extranjeros se encuentran varados en Puno, donde no pueden desplazarse debido a que el puerto en el Titicaca está tomado por manifestantes, así como el terminal terrestre. La carretera a Bolivia también está cortada».
Informó además que los turistas «no pueden tener acceso a la ciudad de Juliaca (a unos 65 km) donde se ubica el aeropuerto» debido a que la ruta de Puno a esa ciudad está bloqueada y ocupada por manifestantes. La huelga ha paralizado todas las actividades en la frontera, con decenas de camiones en el lado boliviano impedidos de seguir viaje hacia los puertos de la costa peruana. Hasta ahora las autoridades no han reportado incidentes.
La protesta en Puno, 1.300 km al sudeste de Lima, y sobre los 3.800 metros de altitud, amenaza con impedir la elección presidencial del 5 de junio en esa región, advirtieron los dirigentes de la protesta.»Si no hay solución, no habrá elecciones», dijo a periodistas Hermes Cauma, miembro del Comité de Lucha.
«Y no le tenemos miedo a las Fuerzas Armadas; nosotros hemos venido a defender nuestras tierras y ríos, incluso con nuestras vidas», añadió el dirigente en respuesta al anuncio del lunes del gobierno de que serían enviados los militares para controlar el conflicto.
El presidente Alan García dijo en la víspera que una comisión de alto nivel dialogará con los manifestantes aunque -señaló- la protesta «tiene un tufillo electoral clarísimo, pues lo que están buscando algunas malas personas es que haya alguna víctima o muerto y, de esa manera, generar una situación electoral».