Se han completado todos los tramos de la plaza Mayor a la Montaña, con pancartas y velas. Han querido mostrar así la proximidad entre la ciudad y el enclave afectado por el proyecto
Asistentes esta tarde a la cadena humana contra la mina. – JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ
Lola Luceño Barrantes
27/02/2021
Manuel Sánchez era el primer eslabón de la cadena en las escalinatas del ayuntamiento cacereño. A sus 71 años, explicaba que la mina de litio acabaría con su vivienda, la misma que compró su padre en Valdeflores cuando tenía 4 años._«Si lo aprueban, me iré, porque no quiere vivir en una ciudad con polvos tóxicos», comentaba. Marta Torres, de la misma edad, era el último eslabón arriba, en la puerta del santuario de la Montaña. «Extremadura tiene una larga historia de explotación, estamos ante los ‘Santos inocentes’ en versión moderna. Es indignante que nos quieran meter una mina que dejará los residuos para llevarse los beneficios a otro lado», afirmaba convencida.
FOTO: JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ
Y entre ellos, unas 2.800 personas formaron ayer la cadena más larga que se recuerda en la ciudad para clamar contra el yacimiento de litio a cielo abierto que la empresa Infinity Litium proyecta en el paraje de Valdeflores, en la Sierra de la Mosca, a poco más de 3 kilómetros del centro de Cáceres. Organizada por la plataforma ‘Salvemos la Montaña’, la concentración estableció cuatro puntos de reunión en la plaza Mayor, Concejo, el Calvario y el santuario, desde donde los asistentes se repartieron por todo el recorrido guardando entre 2 y 4 metros entre ellos para evitar contagios. Es cierto que algunos grupos que iban juntos rompieron las distancias a medida que avanzaba la tarde, pero en general se mantuvo el protocolo.
FOTO: JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ
A las seis de la tarde se formó la cadena. Muchos iban provistos de camisetas y pancartas de ‘No a la mina’, velas para iluminar el trayecto de noche y mascarillas (la organización recomendó FFP2). Grupos de músicos se unieron de forma altruista para animar los tramos, y en la plaza se ofreció un concierto de música inclusiva de la mano de Dalmatians. Los gritos contra el yacimiento fueron una constante pero siempre en una ambiente sereno, de convivencia e incluso familiar.
FOTO: JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ
«Con este acto simbólico pretendemos mostrar la cercanía que existe entre la Montaña, la parte antigua y el ayuntamiento, institución que representa la soberanía popular y último órgano decisorio competente sobre la mina», explico Montaña Chaves, representante de la plataforma. «Igual que nunca se abriría una mina en la plaza de San_Mateo aunque se encontrara un yacimiento de oro, del mismo modo no se puede destruir nuestra Montaña por mucho litio que haya, emblema de Cáceres y lugar sagrado», matizó. «En cuanto a los empleos, llegan con cantos de sirena pero más bien los van a destruir en turismo, servicios y actividades agroganaderas», sentenció.
FOTO: JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ
Como símbolo «del amor del pueblo cacereño por su entorno» y «del corazón verde de la Montaña», una familia bajó desde la Sierra de la Mosca con tierra recogida en la zona y con un olivo, que quedó plantado en un macetero junto a las escalinatas del ayuntamiento.
Allí estaban representantes de los grupos municipales de PSOE, PP, Podemos y el concejal no adscrito Teófilo Amores. La alcaldesa en funciones, María José Pulido (Luis Salaya ha estado ingresado hasta el viernes por una afección en la garganta), se situó en las escaleras con una pancarta de ‘No a la mina’ rodeada de concejales de la corporación cacereña. «Mantenemos nuestra actitud desde hace mucho tiempo: no modificar el plan general para evitar que se ponga este yacimiento que daña nuestro patrimonio natural y cultural», declaró.
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