El gigante canadiense Goldcorp, denunciado por sus numerosos desmanes socio-ambientales en muchos de sus proyectos, magnifica en su web su soporte al Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund), organización a la que reconoce que apoyó financieramente entre otras actividades en un estudio sobre el impacto humano de la minería del oro en los recursos hídricos de la región de América del Norte.
Un comunicado emitido por la empresa se hace eco de uno de los vicepresidentes de Goldcorp, John Allan, que durante años «ha apoyado las actividades de la WWF en Canadá», reconoce que «esta iniciativa para el agua es ideal» y señala que «existe la posibilidad de hacer algo más específico mediante un proyecto en conjunto».
El texto reconoce el elevado consumo promedio de agua a nivel internacional en el sector minero, de unos 6.000 litros para producir una onza de oro (31 gramos aprox.), afirmando que Goldcorp «ha logrado bajarlo a sólo 2.800 litros por onza en la mina Red Lake de Ontario y sigue buscando formas para reducir el impacto de sus operaciones en todo el mundo».
LA REALIDAD CONTRASTA EN GUATEMALA CON EL MARKETING CORPORATIVO DE GOLDCORP
La compañía canadiense Goldcorp es la propietaria de la Mina Marlin, ubicada desde 2005 en el municipio guatemalteco de San Miguel de Ixtahuacan, con una autorización estatal para explotar un área de 20 km² durante 25 años. Tan sólo en el 2011, produjo 382.400 onzas de oro generando un beneficio de 607 millones de dólares a través de su filial, Montana Exploradora.
No obstante, la realidad contrasta en Guatemala con la «minería sostenible» de la compañía, pues las comunidades afectadas en la zona han venido denunciando durante años la contaminación permanente de sus aguas, ocasionadas por los vertidos derivados de la falta de control sobre las actividades del proyecto de Goldcorp, lo que ha generado graves efectos nocivos en la salud de la población, sin olvidar los impactos sobre el territorio y las consecuencias generadas por la división social.
WWF Y MEGAMINERÍA
No es la primera vez que las actividades del Fondo Mundial para la Naturaleza/WWF quedan en entredicho en su relación con las corporaciones de la Gran Minería. Desde la década de 1990, la organización ya venía trabajando en Australia en un proyecto de certificación ambiental para empresas mineras, el Mining Certification Evaluation Project, en la que colaboró, por ejemplo, con la también canadiense Barrick Gold, mayor multinacional aurífera del mundo.
Así, Michael Rae, quién trabajó durante casi 17 años para la ONG ambientalista, dirigió este proyecto, incorporándose posteriormente al equipo que desarrolló el Código Internacional para el Manejo del Cianuro, normativa muy cuestionada a nivel internacional por su favoritismo hacia las grandes transnacionales del sector minero.