BBC, Chile
El sector minero en Chile aún espera los cambios en las medidas de seguridad.Tras el rescate de los 33 mineros en octubre, el gobierno de Chile prometió reformas en la seguridad para evitar nuevos accidentes. Pero pasada la euforia y el optimismo del rescate, el país aún registra una carencias en este aspecto.
Por ejemplo, el 7 de diciembre, justo después del mediodía, hubo una explosión en un pequeño yacimiento de cobre en Tierra Amarilla llamado Javier Castillo, situado a unos 25 kilómetros al este de Copiapó.
Murió un hombre: Héctor Manuel Cortés; otros dos resultaron heridos, uno de ellos gravemente. El accidente sucedió por causa de un fusible que quemaba más rápido de lo esperado y elevó a 43 el número de víctimas mortales en el sector minero durante 2010, muy por encima del promedio de 34 fallecimiento anuales registrados en la última década.
Según le dijo a BBC Mundo Juan Antonio Pérez, un funcionario del gobierno local, la mina Javier Castillo tenía todos los papeles en orden.
«La investigación establecerá las causas del accidente. La mina funciona de manera totalmente legal y había sido controlada recientemente por el Sernageomin».
El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) es el ente nacional regulador de todo el sector minero, pero también ha sido blanco de muchas críticas por su presunta falta de capacidad regulatoria.
«He trabajado en minería por más de 30 años y el Sernageomin nunca ha cumplido bien con sus responsabilidades. Por el momento, todo lo que hace un inspector es llegar a la mina, ir a la oficina de la persona a cargo, conversar, firmar papeles e irse», le comentó a la BBC Omar Reygadas, uno de los 33 trabajadores atrapados en la mina San José, en Copiapó, durante 69 días entre agosto y octubre de 2010.
Controles en entredicho
La oficina central del Sernagomin en Copiapó es una construcción terracota, larga y de una planta, ubicada cerca del centro. Al entrar se siente un aire relajado. El director tuvo que renunciar en noviembre luego de un accidente en una mina cercana, llamada Los Reyes.
Este yacimiento operaba ilegalmente. Por lo tanto, la responsabilidad de las dos muertes resultantes cayó sobre el ente regulador.
El director interino, Pedro Iblan, le aseguró a BBC Mundo que el Sernageomin no tiene capacidad para inspeccionar todas las minas de la zona al mismo tiempo.
El rescate de «los 33» en diciembre puso al descubierto la situación de la minería.
«Hay alrededor de 2.500 minas en total en la región, 90% de las cuales pertenecen a pequeñas empresas. Para esos 2.500 yacimientos tenemos tres inspectores», afirmó Iblan.
Mientras los 33 mineros estaban bajo tierra, el gobierno anunció grandes cambios en las regulaciones del sector. El 27 de agosto, el ministro de Minería, Laurence Golborne, anunció un aumento en el número de auditores, que subió de 18 a 45.
Cuatro meses después del anuncio, la oficina en Copiapó no había recibido ninguna noticia sobre el plan de incrementar los recursos. «Por supuesto no podemos hacer nuestro trabajo como corresponde con sólo tres inspectores. Todavía estamos esperando que se resuelva la situación», contestó el director interino.
El accidente en la ahora conocida mina San José, en agosto, se vio complicado aún más por la falta de un escape de emergencia.
El yacimiento operaba pese a las conocidas preocupaciones por temas de seguridad y los obreros que trabajaban allí conocían los peligros que implicaba. Y estaban dispuestos a correr esos riesgos a cambio de un sueldo que superaba el salario promedio en la industria.
Pese a los problemas de seguridad, el incentivo para desempeñarse en la minería sigue siendo muy grande. El precio del cobre en los mercados internacionales alcanzó un valor récord en diciembre y se ha sextuplicado en la última década. Este metal representa casi la mitad de las exportaciones totales de Chile, que van dirigidas al aparentemente insaciable mercado chino.
Cambio de regulación
Además del aumento de inspectores, el ministro Golborne también anunció la creación de una comisión para revisar las leyes que deberían ser modificadas para tener un sistema regulador más eficiente.
Miguel Fortt es uno de los consultores líderes sobre seguridad y minería en la región de Atacama. Trabaja en la Universidad del Mar, en Copiapó, y es una de las primeras personas que se entera cuando hay un accidente en un yacimiento, incluyendo el emblemático caso de «los 33» ocurrido en San José.
Fortt cree que los anuncios de Golborne no han llegado lo suficientemente lejos: «Hablan de hacer grandes transformaciones. Pero los cambios estructurales toman mucho tiempo, son de largo plazo. Y mientras tanto muchos otros mineros morirán».
El problema principal, dijo el experto, reside en la forma en la que funciona el sistema, dentro de un Estado profundamente centralizado. «El Sernageomin debería trabajar con las universidades locales, que es donde se encuentran los especialistas. No en Santiago, donde no hay mucha minería. Es la región minera la que debe decirle a Santiago ‘esto es lo que necesitamos y esto es lo que haremos'», aseguró.
Golborne: «Llevará tiempo»
El ministro Golborne afirma que las reformas, incluyendo el aumento en la cantidad de inspectores, «llevarán tiempo».
«El proceso va bien. Debemos tomarnos tiempo para contratar al personal adecuado, entrenarlo y modificar el sistema», le dijo el funcionario a BBC Mundo, en una entrevista exclusiva.
Según Golborne, 45 inspectores deberían ser suficientes para controlar todas las minas del país por lo menos una vez al año.
Tras ser rescatados, los mineros estuvieron en el centro de la atención. ¿Y las reformas de la industria?
El ministro espera comenzar la gran reforma estructural del sector minero bien entrado 2011, luego de la respectiva aprobación en el Congreso. Además, confía en que las medidas ayudarán a proteger la industria y evitar futuros desastres.
Sin embargo, explicó que aún más importante será crear conciencia, en términos generales, sobre los temas de seguridad.
«¿Cómo podemos cuidarnos y cuidar a las personas que trabajan para nosotros? La respuesta es prevención; la prevención es la manera en la que realmente podemos evitar estos problemas», expresó Golborne.
El minero Reygadas dijo que, luego del suplicio que vivió desde el accidente en San José, le gustaría trabajar para el Sernageomin.
«Las personas como yo tenemos algo para ofrecer. No tengo problema en agarrar mi auto e ir al desierto por varias semanas para ver las diferentes minas. Necesitan gente que se dedique al trabajo de verdad, no que vaya sólo a la oficina del jefe de la mina, firme papeles y se despida con una sonrisa».
Reygadas está esperando una respuesta por parte del gobierno: han pasado casi cinco meses desde el accidente de «los 33» y la reforma minera en Chile está toda por hacerse.