14 de Abril 2011
José De Echave
El caso Tía María ha abierto un tema de debate interesante. Frente a la decisión de declarar inadmisible el proyecto minero, una primera reacción del sector empresarial y algunos medios apunta a subrayar cuánto pierde el país: se ha dicho que se perderán US$ 950 millones de inversión en el desarrollo del proyecto y beneficios económicos anuales por 466 millones de soles por canon, regalías, aporte al producto bruto interno (PBI), etc.
Al margen de saber cuán exactas son estas proyecciones, lo cierto es que éste es un buen punto que merece ser evaluado seriamente. Según Joan Martínez Alier, ecologista y profesor de la Universidad de Barcelona, el PBI es en realidad bruto o en el mejor de los casos ciego. El PBI suma algunos factores y se olvida de restar otros: por ejemplo, nunca se toma en cuenta la pérdida de biodiversidad causada por la extracción de los recursos naturales o los servicios que brinda la naturaleza y que no cuestan; son gratis.
Así por ejemplo, el PBI peruano no considera la desaparición irreversible de los glaciares andinos; tampoco el valor del gas y del petróleo que fueron producidos por el ecosistema hace miles de años y que hoy los extraen las empresas. Martínez Alier subraya que “nunca se dice que el PBI creció en el Perú en un 8% y al mismo tiempo decreció en biodiversidad 4%, lo que equivale a tanto: no contamos con un inventario general y riguroso de biodiversidad”.
Este es un tema crucial para entender lo que viene ocurriendo en el país en torno a los megaproyectos de inversión, lo que pasa con nuestra Amazonía y con los conflictos ambientales que estallan en diversas regiones. ¿Cuánto nos cuestan? ¿Cuánto se gana y cuánto se pierde? ¿Por qué no hacemos las sumas y restas para sincerar cifras?
Volviendo a Tía María, el informe de la UNOPS (Naciones Unidas) señala que del total de observaciones, el 29% se refiere a la línea de base socioambiental y el 37% a impactos potenciales. Es decir, en el EIA de Tía María no se ha valorizado correctamente algunos impactos del proyecto en la zona. Por ejemplo, el hallazgo 123 del informe señala que no se ha efectuado ningún tipo de valoración económica de impactos en los servicios ambientales relacionados con el agua; el 171 menciona los posibles impactos sociales producto del crecimiento de la población, también se mencionan las sumas y restas en materia de empleo, el encarecimiento del costo de vida, etc. En suma, el informe hace hincapié en temas que no han sido tomados en cuenta y menos aún valorizados.
En el análisis global sobre los aportes netos de actividades extractivas como la minería, se deberían tomar en cuenta todos estos factores. El economista ecuatoriano Alberto Acosta señala que “este cálculo nos evitaría la toma de decisiones erradas, que a la larga limita la sustentabilidad. Actualmente, toma fuerza la reflexión –tanto en el mundo académico como político– en torno a la urgencia de revisar nuestros esquemas de contabilidad”. “Diversos gobiernos y organizaciones internacionales quieren modificar el sistema tradicional de contabilidad, para llevar un registro físico y monetario de los recursos naturales”.
En Europa es el caso del presidente francés Sarkozy que convocó a los premios Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen para elaborar nuevos indicadores de crecimiento y desarrollo económico. Este es un tema a considerar que puede ayudar a tomar mejores decisiones y así evitar conflictos.