Videoconferencias de Gladys Tzul y Silvia Federici, enviadas a un encuentro a celebrarse este 4 de noviembre con la comunidad de Totonicapán, al que no pudieron asistir por amenazas de las élites locales.
– México, Distrito Federal. El papá de Gladys y de Jovita, don Delfino Tzul, recibió los avisos de muerte. Pronto se esparció el rumor en la aldea de Paqui, departamento de Totonicapán, de que una de sus hijas había sido asesinada. A su casa empezaron a llegar pésames, gente llorando, flores para la difunta. El clima de miedo que pretenden instalar las elites locales para frenar la defensa del territorio se había echado a andar en una región fortalecida desde la matanza de seis comuneros ocurrida el 4 de octubre de 2012.