Mientras unos celebran la renegociación del contrato con las megamineras Barrick Gold y Gold Corp, otros, las más de 3,600 personas que viven en los alrededores de Pueblo Viejo, no la califican de epopeya. Ellas experimentan una muerte lenta, fatigosa y dolorosa; silente para el resto del país.
En una visita el pasado viernes a Sánchez Ramírez, el Colegio Médico Dominicano y la Asamblea Nacional Ambiental constataron las terribles consecuencias de las operaciones mineras a tan solo un año de su inicio. “La situación es muy grave y muy lamentable”, dice la doctora Amarilis Herrera, presidenta del CMD, luego de ver, en tan solo una mañana, más de 30 casos de intoxicación por cianuro.
Hombres y mujeres, bebés y ancianos son presas de un intruso sobre el cual sabían muy poco. El cianuro es un veneno letal que utiliza diariamente la Pueblo Viejo Dominicana Corporation para separar el metal (oro y plata) diseminado en las rocas que extraen del suelo a través de fuertes explosiones.