Todos buscamos que la movilización de resistencia a los proyectos mineros tengan impacto en las decisiones políticas gubernamentales y de las empresas mismas, pero no es común que nos enteremos y aún menos que midamos el impacto económico o financiero que nuestra acción tiene sobre las empresas y sus socios. Hacerlo tenerlo en mente, quizá ayude a nuestra lucha.
Hace días celebramos que, después de menos de cuatro meses de creciente movilización, sensibilización social y presión sobre las instituciones gubernamentales, la SEMARNAT hiciera pública su negativa de permiso a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la minera Esperanza Resources Corp (y su alias Esperanza de México).