Las mineras, señalan los pobladores del desierto, dueños de las tierras de la región, les han dicho que los huicholes les quieren quitar sus tierras, todo con el fin de confrontarlos con este pueblo indígena y convencerlos de los “beneficios” de las minas.
Real de Catorce, San Luis Potosí. El pueblo antes fantasma de Real de Catorce cobra vida. En 1990, con la salida de las mineras que estuvieron asentadas por más de 150 años, se fueron casi la totalidad de sus habitantes. Llegaron a poblarlo menos de 500 personas, pero hoy son mil 300 que dependen en su mayoría del comercio y del turismo. Aquí, dice una de las lugareñas, “nadie se murió de hambre cuando se fueron las minas”.