Natalia Mármol
SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- Muy cerca de las instalaciones de la megaminera Barrick Gold reside María De La Cruz. Ella, a quien su doctora le pronostica a lo sumo diez años más de vida, es la única residente del lugar que ha logrado obtener análisis clínicos que le expliquen por qué, como muchos de sus vecinos, se siente “tan mal, todo el tiempo”,
Y es que su sangre, como el agua de los ríos Margajita, Sin y Yuna, está envenenada por metales pesados y cianuro. Fue desde la llegada de la Barrick Gold y Gold Corp, narra De la Cruz, “cuando comenzaron a mover todos esos recodos que había ahí, subía un polvillo muy grande”, cuando comenzó a sentirse mal.