La minería constituye una actividad económica que impacta de modo irreversible a los glaciares, los cuales representan las mayores reservas de agua dulce del planeta.
En la cordillera de Los Andes en Chile, la exploración minera ha ocasionado, además de la perdida de glaciares, la destrucción de importantes ecosistemas de montaña, vegas y bofedales de altura. Las actividades responsables de ello, han sido la apertura de caminos; el uso de explosivos; el derrame de aceites, petróleo y tóxicos sobre glaciares; y remoción, masiva de hielo con maquinaria pesada; la sepultación de glaciares bajo botaderos de estériles, lo cual acelera su velocidad de deslizamiento debido al mayor peso; contaminación y acidificación de las aguas producto de la reacción química del material de descarte.