Cuatro años después del mayor desastre ambiental en la historia de México, el derrame de 40 mil litros de una solución de sulfato de cobre acidulado con 700 toneladas de metales pesados de la mina Buenavista del Cobre, propiedad de Grupo México, en los ríos Sonora y Bacanuchi, los afectados reprocharon al presidente Enrique Peña Nieto que no haya cumplido con el compromiso de remediar daños a la salud, la economía y el medio en el noreste de Sonora.
Los Comités de Cuenca del Río Sonora (CCRS) afirmaron que los 2 mil millones de pesos del Fideicomiso Río Sonora, que Grupo México creó en 2014 para subsanar los daños, no beneficiaron a la población. Asimismo, exigieron que no se otorguen más concesiones mineras en esta región.
Luego del derrame se prometió construir 36 plantas potabilizadoras de agua, una unidad de vigilancia epidemiológica y ambiental, así como activar la economía local, lo que no se cumplió.
Representantes de los CCRS se reunieron para analizar la situación de 22 mil personas de los municipios de Arizpe, Banámachi, Huépac, Aconchi, San Felipe, Baviácora y Ures desde el 6 de agosto de 2014, cuando ocurrió el percance.
‘‘No sabemos dónde quedó el dinero, porqué acá no hay ni plantas (de tratamiento de agua), ni unidades de vigilancia epidemiológica y ambiental ni río limpio; al contrario, seguimos sin poder vender nuestros productos’’, dijo Óscar Encinas Gámez, presidente del CCRS en Ures.
Presidentes de los comités de cada pueblo afectado desean una tierra libre de contaminación para sembrar ajo, chile, membrillo, espárrago, trigo y especias, y solicitaron a las autoridades fomentar una cultura de protección de la naturaleza.
Dijeron que a pesar de la ‘‘evidente negligencia’’ de la empresa implicada y de las autoridades, en 2017 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio por concluida la remediación y compensación por los daños ambientales y a la salud humana provocados por el derrame.
En julio de 2016 la Semarnat quitó del portal de Internet del fideicomiso estudios realizados por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que revelaban graves daños a la flora y fauna del río Sonora.
Según diversos estudios, 70 por ciento de los niños del municipio de San Felipe de Jesús presentan elevados niveles de plomo en la sangre, y en los alimentos producidos en la región hay elevadas concentraciones de sustancias cancerígenas; además, la fauna silvestre resultó afectada y hay mortandad de árboles.
‘‘Hay muchos enfermos y mala calidad de agua; se acabaron los paisajes, ya no se ven aves endémicas ni grandes hectáreas de cultivos’’, señaló Óscar Encinas.
El líquido derramado se depositó en la presa Rodolfo Félix, de la cual se abastece Hermosillo. De acuerdo con análisis realizados en 2015 por un laboratorio de la Ciudad de México, ese líquido no es seguro para consumo humano, por lo cual los afectados exigen que los gobiernos estatal y federal den la cara y cumplan sus promesas.
Fuente:http://www.jornada.com.mx/2018/07/26/estados/030n1est