17 de Marzo 2011
Tatiana Rodríguez Maldonado
Tan lista tenían la decisión de negarle la licencia ambiental a GreyStar, que la primera noticia en medios sobre la frustración del proyecto de minería de oro a cielo abierto ‘Angostura’, salió justamente con el título » Le niegan la licencia ambiental a GreyStar para explotar oro en Santurbán».
Foto: William Sanchez
Minutos más tarde el periódico Portafolio corrigió el nombre de la nota, pero la noticia ya era un hecho: ANGOSTURA NO VA porque la compañía canadiense decidió retirar la solicitud, supuestamente tras la reunión de Steve Kesler (gerente) con los directivos y accionistas de la empresa en días pasados en Canadá.
Lo que se había conocido, sin embargo, era que el Ministerio de Ambiente tenía tomada la decisión de negar la licencia ambiental desde hace varios días y que incluso se reunió el 7 de marzo con el mismo Kesler y otros empleados de GreyStar para comunicarles personalmente que su proyecto no era viable.
Esa decisión debía hacerse pública hoy. Pero mientras muchos esperábamos con ansias la confirmación de que no se otorgaría la licencia, la empresa tomó la delantera y prefirió retirarse antes de que la echaran. El gobierno le permite una salida un poco más discreta que, de cualquier manera, no evitará que sus acciones sigan a la baja (el 4 de marzo, día de la audiencia en Bucaramanga, cayeron un 30%) y que su nombre, ya desacritado en el mundo, no tenga todavía cómo reivindicarse.
El que no puede sacarle el cuerpo al tema es el gobierno, quien tiene todavía la responsabilidad de hacer un pronunciamiento contundente para dejar claro que en los páramos, humedales y otras zonas de especial importancia en el ciclo hídrico NO SE PUEDE HACER MINERÍA. Tenemos que exigir que cumplan su deber y no sigan dejando lugar a ambiguedades ni a interpretaciones amañadas sobre la protección de nuestros ecosistemas. La empresa hace lo que tarde o temprano terminaría haciendo, evadir su responsabilidad, pero el gobierno tiene la obligación de pronunciarse.
Resulta triste que, frente al silencio del Ministerio de Ambiente, nuestra máxima autoridad ambiental, el único que en los últimos días ha destacado la prohibición de hacer minería en páramos sea el ministro de Minas, Carlos Costa.
Lo que hay que reconocer, entonces, no es la tardía acción del gobierno, que no debió nunca permitir siquiera la exploración en Santurbán ni en ninguno de nuestros páramos, y que no ocurrió sino después de mucha presión ciudadana, sino justamente la labor ardua, constante y comprometida del Comité en Defensa del Páramo, dentro del cual se encuentran la Corporación Compromiso, SINTRAEMSDES, la Asociación Central Ecológica de Santander, Corambiente, ADAN, Fundaexpresión, por nombrar solo algunas. También se sumó con mucha fuerza a esta pelea la Red Colombiana Frente a la Gran Minería, RECLAME.
El empeño y determinación de tantos ambientalistas, estudiantes, académicos, sindicalistas e incluso gremios como FENALCO, la Sociedad Santandereana de Ingenieros y la Sociedad de Mejoras de Bucaramanga, logró poner este tema en boca de todos, logró sacar a las calles a más de 50.000 personas para gritar «Agua si, oro no» y logró retumbar con contundencia en los oidos de todas las instancias del gobierno involucradas en esta decisión.
De esta manera, lo que existe en Santander es un MOVIMIENTO POR EL AGUA, no solamente un movimiento de protesta contra un proyecto o una empresa. Los santandereanos nos han demostrado que comprenden la importancia del páramo y lo entienden como lo que es, una parte integral de su territorio, que no se define solamente por su altura sobre el nivel del mar, ni por la presencia de unas cuantas especies de flora y fauna, sino que son espacios vivos y sagrados.
En todo caso, no hay que olvidar que este no es el único proyecto sobre el Páramo de Santurbán, que GreyStar es pasajera y que ahora otros nombres, como «Ventana Gold Corp» y el proyecto Móngora, serán los que tengamos en la mira. Y la pelea sigue también porque es el 40% del país el que está solicitado o titulado para minería.