30 de Junio 2011
Macarena Scheuch
En las próximas semanas sería presentado el estudio ambiental de la línea de transmisión para conectar el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING). Si bien se reconoce que la operación traería ventajas, surgen advertencias sobre los costos que implicaría y los beneficios que podría implicar para las grandes mineras.
Foto: Torres de Electricidad
Hace sólo unas semanas, en el marco de la Exponor, el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne, anunciaba que una eventual conexión entre los principales sistemas eléctricos del país, el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), éste último usado en un 90 por ciento por la minería, es un tema en estudio que se definirá en 2012, como una posibilidad para resolver el problema energético del país.
Sin embargo, recientemente ha trascendido que dos de las principales generadoras que operan en Chile, Gener y la francobelga Suez, están trabajando para presentar en las próximas semanas el estudio de impacto ambiental sobre la línea de transmisión que permitiría la unión de ambos sistemas, que tendría una extensión de 570 kilómetros con una capacidad de transporte de unos mil megawatts.
De esta forma, algunos medios de comunicación han informado que la labor de ambas compañías se ha centrado en identificar y recopilar la información sobre los dueños de los predios por donde pasaría el tendido, tanto fiscales como privados, la viabilidad del diseño y los posibles problemas que podrían enfrentar.
Posteriormente, deben solicitar las concesiones eléctricas respectivas a la autoridad energética, Bienes Nacionales y la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC).
Actualmente la mayor parte de la energía que usan las mineras, especialmente en el norte del país, tiene su origen en combustibles fósiles, por lo que una conexión con el SIC les permitiría contratar energía que tenga su origen en la hidroelectricidad u otras fuentes de energía menos contaminantes que les permitan disminuir su huella de carbono.
Roberto Román, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, asegura que es un paso necesario y positivo puesto que permitiría transportar bloques grandes de energía con la posibilidad de desarrollar proyectos de energías renovables como la geotermia y solar.
Sin embargo, el especialista advirtió que esto abre una nueva arista al proyecto HidroAysén que aportará 2.750 megawatts al SIC.
“También uno lo puede mirar desde el punto de vista negativo, que se tiene el proyecto HidroAysén y al hacerlo posibilitaría que la energía generada en la Patagonia sirviera para alimentar a las mineras de la Primera y Segunda regiones, lo que es una barbaridad porque significaría transportar la energía 3.500 a 4.000 kilómetros”, señaló el académico.
No obstante, Román señaló que el argumento de la empresa HidroAysén, de que la energía producida por el proyecto no favorecería principalmente a las mineras, es falso incluso en el estado actual, puesto que hay suficiente expansión minera en el SIC y ejemplo de esto es la aprobación de la Termoeléctrica Castilla.
Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, OLCA, recordó que el 98 por ciento de la energía utilizada por las mineras en el norte grande se genera en centrales termoeléctricas y aunque esto le permitiría mejorar su huella de carbono, hay otros impactos sociales y ambientales en juego.
“La minería se ha convertido en un monstruo que consume mucha energía sin ningún límite. Hoy la minería ya está consumiendo el 37 por ciento de toda la energía que se produce en el país y eso es una proporción extremadamente grande. Por otro lado la minería es responsable del 25 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan en Chile, por lo tanto, estamos frente a una industria extractiva donde su huella no se mide sólo en carbono, sino que es una huella ecológica que tiene muchos componentes, entre otros la huella de carbono, el gran impacto sobre los sistemas hídricos por el consumo de agua y también los impactos sociales”, señaló el experto.
Por su parte, Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, planteó su preocupación por los costos que implicará la conexión.
“Si la conexión la va a hacer una empresa privada y va a asumir los costos el problema es que se los puede cargar a los consumidores dado como es el sistema chileno. En el caso de que lo fuera a financiar el Fisco no nos conviene a todos los chilenos que se haga ese gasto en la medida en que hoy las empresas que dominan el Sistema Interconectado Central y el SIN, son en el caso del SIC Endesa, Colbun y Gener. En el caso del sistema del norte grande es la misma Endesa, también Gener y Suez. Obviamente todos los chilenos concurrir a pagar una línea que va a mejorarles el negocio a estas cuatro empresas no tiene ningún sentido”, enfatizó la ecologista.
La ambientalista sostuvo que hay que estar alerta para conocer en detalle las condiciones, si se trata de una iniciativa privada, y de qué forma lo presentarán al gobierno como un proyecto de interés público.