El pueblo Wixárika (o huichol como es conocido) de los estados de Jalisco y Nayarit ha emprendido una importante lucha por la defensa de su sitio sagrado de Wirikuta.
Aunque ahora este sitio sagrado esté en el estado de San Luis Potosí y la mayoría de sus pueblos y asentamientos estén en Jalisco, los wixaritari defienden Wirikuta como parte de su territorio sagrado, al que han peregrinado desde hace siglos.
Y ahora Wirikuta está en peligro debido a que el gobierno mexicano (especialmente en el sexenio de Felipe Calderón) autorizó 22 concesiones mineras a la empresa canadiense First Majestic Silver Corp. 70 por ciento de las 6,326 hectáreas que tiene en concesión la minera canadiense, están dentro de la reserva de Wirikuta. Un nuevo proyecto minero anunciado en diciembre de 2011 abarcaba 59,687 hectáreas dentro del Área Natural Protegida de Wirikuta.
Este pueblo considera que “Wirikuta es el fundamento material y cultural sobre el que se basa la identidad del pueblo wixárika (huichol). La destrucción de Wirikuta implicaría la destrucción del pueblo wixarika como tal”. Wirikuta fue incorporada en 1988 por la Unesco a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.
Los huicholes han dicho que destruir Wirikuta es como si se destruyeran sitios ceremoniales tan importantes para otras religiones, como la catedral de San Pedro para los católicos o La Meca para los musulmanes.
El pueblo huichol se ha movilizado desde hace más de dos años para defender lo que consideran su patrimonio y su lucha ha resonado por todo el país y en distintas partes del mundo.
A pesar de ello, el gobierno ha hecho oídos sordos a la demanda del pueblo huichol para cancelar los proyectos mineros, esto a pesar de que Calderón, vestido de huichol, se comprometió en 2008 a proteger y respetar las rutas y lugares sagrados del pueblo wixárika. Pero no cumplió.
Las mineras por su parte anunciaron en mayo de 2011, dos días antes del Wirikuta Fest, que cederían unas hectáreas para la preservación del sitio sagrado, pero lo que ofrecieron era apenas 0.5 por ciento del territorio total de Wirikuta.
¿Por qué el empecinamiento del gobierno y de las empresas mineras? ¿Por qué el gobierno mexicano se pone de lado de una empresa que explotará esos recursos y se llevara las ganancias a su país, en lugar de defender a un pueblo originario de estas tierras?
Tratar de comprender de modo genuino la lucha del pueblo Wixárika y ponerse de su lado, podría ser un parte aguas no solo para ellos los huicholes sino para México.
Implicaría entender que el desarrollo basado únicamente en la atracción de capitales y explotación de recursos naturales, pasando por encima de derechos de pueblos y destruyendo lugares sagrados, no es desarrollo.
Por eso defender y salvar Wirikuta es una lucha que debería importar a todos los mexicanos. No es una demanda de moda hipster, ecologista o “progre”. Es una demanda justa de un pueblo originario y su defensa obligaría a toda la nación a replantear lo que se entiende por desarrollo y cuáles deben ser las prioridades del pueblo mexicano, y claramente preservar las ganancias de una empresa canadiense no deberían ser una prioridad para los mexicanos