Al menos recién a mediados de 2015 Barrick Gold estaría en condiciones de superar los incumplimientos ambientales y eventualmente recibir el vamos de la autoridad para reactivar el proyecto minero binacional Pascua-Lama. La segunda fase, que corresponde al sistema permanente de manejo de aguas, está en etapa de ingeniería. Algunas de las obras que tendrían que construir requerirían pasar por el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Pero los más potentes obstáculos son el fuerte rechazo social y la consecuente falta de licencia comunitaria junto con los fallos judiciales que paralizan el proyecto.
Esto solamente desde el punto de vista medioambiental, ya que se estima que no antes de doce meses podrían finalizar las obras comprometidas con la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), como parte del proceso de sanción iniciado por el organismo en 2013.
Pese a que en octubre pasado la empresa ejecutó las medidas transitorias comprometidas para evitar nuevos incidentes asociados a la ausencia del sistema de manejo de aguas, aún resta que construya la segunda fase, que corresponde a la infraestructura definitiva. Este grupo de obras aún estarían en etapa de ingeniería, por lo que, según cercanos a la empresa, no existe claridad de qué y cómo se ejecutará dicho sistema.
Sin embargo, conocedores del proceso explican que a estas alturas en lo que sí habría cierta claridad es que al menos dos de las 20 obras contempladas en la fases I y II, requerirían pasar por el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), ingreso que podría concretarse entre julio y agosto.
En un escenario optimista, dicen las fuentes, este trámite implicaría agregar seis meses al plan inicial que estimaba completar el sistema de manejo hídrico a fines de 2014.
Al momento de la paralización, en mayo de 2013, se calculaba que a la construcción de Pascua le restaban unos 18 meses, mientras que a la parte argentina, Lama, entre 12 y 14 meses.
El nuevo socio
Sin embargo, la decisión sobre continuar con el proyecto depende también de otros factores.
Uno de ellos es contener los costos del proyecto, que antes de la detención habían escalado hasta los US$ 8.500 millones, aunque en la industria comentan que cuando Barrick suspendió totalmente la construcción, a fines de octubre, internamente se hablaba de
US$ 10.000 millones.
En este escenario, cuando además la minera canadiense no pasa por un buen momento financiero, la figura de un socio que ayude a solventar la inversión sería imprescindible, aún más cuando esta misma coyuntura ambiental, podría dificultar el obtener recursos vía endeudamiento.
Cercanos a la firma explican que tras varios meses de negociación casi paralela con dos inversionistas chinos Barrick no logró cerrar un acuerdo con ninguna.
Los otros frentes
En paralelo, la empresa ha avanzado en otros frentes. El presidente del sindicato de trabajadores, Alexis Spencer, destaca por ejemplo el trabajo silencioso y efectivo que la administración de Pascua-Lama está haciendo con las comunidades indígenas de la zona.
Obviamente existe preocupación porque la reactivación del proyecto tendría efecto sobre el empleo. Según estima el dirigente, de los mil trabajadores directos que había en el lado chileno, quedan poco más de 200.
Tras la cordillera aún habría unas 3.000 personas contratadas, de las cuales, unas 1.200 seguirían subiendo a la faena, aunque hacia septiembre este número caería a 500, de acuerdo a lo negociado por la firma con las autoridades locales.
Finalmente, desde la autoridad ambiental de Atacama informaron que el proceso de revisión del permiso ambiental que dicha autoridad está realizando desde inicios de este año estaría a mitad de camino.
Las dos etapas comprometidas
Fase I: La etapa más urgente fue establecer un sistema de manejo de aguas destinado a evitar un posible contacto del agua producto de los deshielos con el material estéril de la mina, para lo cual se instaló un sistema de tuberías para conducir el recurso mientras se construyen las definitivas. También se incluyeron otras obras para controlar sedimentos. Estas se realizaron durante el año pasado y quedaron terminadas en octubre.
Fase II: Es un complemento de las obras anteriores, por ejemplo en el canal perimetral norte, que incluso -según se informó a la SMA en junio del año pasado- incluyó una actualización del flujo de diseño. Además de complementos para los pozos de bombeo y de contingencias, a los que les faltaban aspectos como un sistema de bombeo. También obras para el seguimiento de variables ambientales.