Son múltiples los impactos de la minería en la vida de las personas y el medio ambiente: en el agua, por ejemplo, la actividad minera requiere un uso intensivo, aunado a la contaminación de fuentes de aguas subterráneas y superficiales que se presentan continuamente en las zonas cercanas a las mineras.
La actividad minera tiene impactos serios en la salud humana y puede afectar a hombres, mujeres, niños y niñas que viven cerca de los sitios donde se realizan estas actividades, así como a los mismos trabajadores y trabajadoras que laboran en las minas. Al respecto, es posible encontrar plomo en las zonas mineras de donde se extrae oro y plata, al igual que otros metales de importancia como el arsénico, el manganeso, el cadmio y el cromo, dependiendo del tipo de minería que se realice y del mineral que se extraiga. Lo anterior por supuesto, en detrimento de la salud de las personas. La literatura, los testimonios y las evidencias sobre casos de afectaciones e impactos de la actividad minera en las personas y hacia el ambiente, abundan.
Durante el 3er. Encuentro Regional de Pueblos en Defensa del Territorio de la Huasteca y el Totonacapan, organizado en la comunidad indígena Ma Kaha-Santa Mónica, en Tenango de Doria, Hidalgo, se presentaron varios casos sobre las afectaciones de la minería en comunidades. Todos graves, todos fuertes, pero merece particular mención el caso de la comunidad de Salaverna, en el municipio de Mazapil en Zacatecas, uno de los principales centros productores de oro y plata del país. Durante el Encuentro, integrantes del Observatorio Socioambiental de Zacatecas, expusieron su valiente testimonio contando cómo la empresa minera Frisco, -propiedad de Carlos Slim-, ha afectado la vida de los pobladores de la ahora casi abandonada comunidad, al extremo de forzarles al desplazamiento. En Salaverna quedan pocas familias que se resisten a abandonar sus casas y su tierra, se resisten a ceder a la voracidad de la minería.
La resistencia de los pueblos frente a los proyectos extractivos es constante y cada vez mayor, pero no deja de ser una batalla contra un sector consentido y por demás privilegiado. Para muestra, el Informe de la Auditoría Fiscal de la Federación (ASF) 2015, señala que de 17 mil 402 concesiones mineras vigentes en 2015, solo 140 contribuyentes pagaron el derecho especial sobre minería, esto es, apenas 0.8 % del total. Y respecto al pago del derecho extraordinario, solo 80 de un total de 247 concesionarios pagaron. La ASF concluyó que 2 mil 884 contribuyentes estaban obligados al pago de los derechos especial, adicional y extraordinario, pero… ¡omitieron su pago!
Sin duda, la minería es un sector sobrevalorado. En comparación con el total de los ingresos recaudados por el Gobierno Federal por impuestos, el aporte de la minería representa apenas el 0.32 por ciento. Mientras que la contribución de la actividad de exploración y extracción de minerales metálicos y no metálicos al Producto Interno Bruto (PIB) nacional fue de apenas el 0.9% durante 2016. Es decir, la minería, no es ese motor económico que beneficia a las finanzas públicas del país.
Sin embargo, pese a que la información anterior es pública, la única respuesta recibida por el H. Congreso de la Unión hasta ahora, ha sido la de modificar la ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) de tal manera que las empresas puedan deducir gastos de exploración. Lo anterior con objetivo de incentivar la exploración de nuevos yacimientos y finalmente, la actividad minera. Así se las gastan en el congreso. La incongruente propuesta legislativa, actualmente está en espera de ser aprobada, esperemos que las y los integrantes de la comisión de minería no privilegien aún más a un sector por demás consentido, sería un gran cinismo.
Fuente:http://movimientom4.org/2017/06/resistencia-frente-a-la-mineria-batalla-contra-cinismo/