“Defendió exitosamente su derecho a vivir en paz y vivir de su propio terreno, codiciado por las empresas mineras Newmont y Buenaventura. Impidió la entrada al Proyecto Conga [proyecto minero de explotación de oro y cobre] a La Laguna Azul, una cuenca importante”, explicaban en un comunicado los organizadores del Premio Goldman quien le concedió tal distinción en abril de este año.
“No sé si la situación se calmará, voy a seguir defendiendo mi tierra, tengo fe y seguiré pidiendo justicia”, afirma en una nota en el medio internacional El País en el marco de su premio, donde agregaba: ““El día que muera o que me maten, mi Dios me va a recibir con los brazos abiertos. Pero de ellos [los que trabajan para la empresa minera y los policías que la agredieron], pobres, que no piensan en su alma. Aún siento temor y desconfianza de la policía”.
Hoy, la campesina y defensora del territorio y del agua, Máxima Acuña, de 46 años, quien vive con su esposo y uno de sus cuatro hijos en el departamento de Cajamarca, ubicado en la sierra norte de Perú, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar, donde cultiva papas, col, rabanitos, manzana, valeriana y también plantas medicinales, fue nuevamente agredida, según diversas denuncias que han dado vuelta al mundo en la tarde de este 18 de septiembre. La familia Chaupe Acuña, recibía una violenta invasión por parte del personal de seguridad uniformado que tiene la empresa, según demuestran diversos registros.
El 5 de mayo de 2014 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA le había pedido al gobierno peruano adoptar medidas de preventivas para salvaguardar los derechos de 46 líderes comuneros y ronderos, incluyendo a la familia Chaupe Acuña. En febrero del año 2015 las fuerzas de seguridad de la minera destruyeron las cimentaciones de una casa que planeaba construir Máxima con su esposo. Hoy, nuevamente recrudece la violencia de la minera y Máxima Acuña tuvo que ingresar a un centro médico en Cajamarca.
A continuación, ver registros audiovisuales sobre los hechos, incluyendo los testimonios de Máxima, de su hija Isidora, del defensor del Pueblo y sobre amenazas circulantes contra defensores/as del territorio.
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