«Son un generador de conflictividad social y no dejan nada de riqueza para las comunidades»
Las empresas mineras, principalmente canadienses que explotan oro, plata y otros mentales en Guatemala y en México «no sólo dejan migajas sino que son generadoras de conflictos sociales, además de que destruyen el medio ambiente». Es lo afirmado por el obispo de Huehuetenango, en Guatemala, Su Exc. Mons. Alvaro Leonel Ramazzini Imeri.
En una nota recibida en la Agencia Fides, el obispo subraya que «para mantener la paz sería suficiente que paremos la explotación de minas en Guatemala», donde actualmente se extraen metales de cuatro minas pero se sabe que trabajar por lo menos 168 más sin autorización.
«En Guatemala se asiste a una lucha desde hace más de ocho años para lograr cambios en la Ley de Minería. Hay muchos grupos en contra de la extracción… Nosotros proponemos hacer una reforma profunda que realmente cierre las actividades de industria de extracción» ha dicho el obispo hablando también en nombre de la comunidad local.
Luego ha añadido: «lo ideal es que se consulte a los pueblos» acerca de la explotación minera porque por ejemplo en Huehuetenango, departamento colindante con Chiapas, prácticamente «todas las poblaciones no quieren ya minería; de los 32 municipios, 30 se oponen».
Mons. Ramazzini Imeri ha denunciado además que las empresas que explotan minas «generan muchos males por el impacto ambiental: el uso del agua en países donde comienza a escasear, el uso del cianuro y conflictividad, además de que dejan poquísimas ventajas económicas».
Además las compañías canadienses «son un generador de conflictividad social, porque no dejan nada de riqueza para las comunidades: porque del 1 por ciento de lo que deben pagar según la ley, el 0.5 por ciento va al ayuntamiento y el otro 0.5 al gobierno central».