La poderosa compañía opera el proyecto Tres Valles desde 2006, pero los vecinos del sector sostienen que su impacto ambiental «ha sido brutal». Además, acusan que la firma ha desconocido decisiones de la justicia.
La poderosa firma de capitales brasileños Vale Do Rio Doce tiene un proyecto en nuestro país: Minera Tres Valles, ubicada en el sector de Salamanca.
La multinacional brasileña opera en minería, energía siderúrgica, petróleo y además tiene nueve plantas hidroeléctricas. Se considera uno de los mayores operadores de Brasil y es la segunda compañía minera más grande del mundo, el mayor productor de hierro y el segundo en níquel.
Está presente en 16 estados brasileños, pero también en diversos países latinoamericanos. Hoy mantiene nuevos proyectos en Perú, donde cuenta con una planta de fosfato, y Chile, donde instaló el proyecto de cobre Tres Valles, que opera desde 2006.
La iniciativa comenzó como una exploración minera, pero Vale decidió establecerse en Salamanca, en el terreno de una comunidad agrícola. Al contrario de las expectativas iniciales, que auguraban un mejor empleo y calidad de vida para el sector, la experiencia no fue positiva.
Así lo comentó Cristina Farías, vocera de la Agrupación de Defensa del Medioambiente del Valle Chalinga, quien afirmó que la minera ha dejado tremendos impactos en la zona: “El impacto ha sido demasiado, ha sido brutal dentro de nuestras comunidades y dentro de la explotación en sí misma. Las comunidades estamos a menos de siete kilómetros de la explotación: vemos cuando la hacen, vemos cuando remueven nuestros cerros, cuando se derrama ácido sulfúrico y cuando la empresa mal. Ha habido varios derrames y todos han sido denunciados”, dijo.
En una primera etapa, la empresa logró que se firmara un contrato de paz de servidumbre con la comunidad agrícola, pero más tarde y viendo ya los impactos del proyecto, los ciudadanos detectaron que el contrato se firmó de forma ilegal, ya que se firmó con sólo un 10 por ciento de los asistentes a las reuniones y no con los 495 miembros de la institución. Los dirigentes comenzaron las acciones para anular ese contrato. Ante esto, la empresa decidió interponer una acción judicial por incumplimiento. Estas acciones aún están en tribunales.
Además, la actitud de la empresa ha estado completamente alineada a lo que, Inaldi Cofré, director de la Agrupación Ciudadana Ambiental de Salamanca (OCAS), denominó “el manual de los grandes proyectos de inversión”.
“Ya están posicionados con el tema de las prebendas de los proyectos productivos, donde la gente postula a una especie de fondo concursable, parecidos a los que usa el Gobierno. También están muy entrelazados con los grupos empresariales locales, donde ciertos empresarios tienen una relación comercial con ellos y no les importa nada lo que pase con la gente más humilde”, afirmó.
Pero eso no es lo único. Desde que se aprobó el proyecto en 2009 y los ciudadanos constataron que la empresa no estaba respetando su declaración de calificación ambiental, también presentaron acciones. Los tribunales decretaron una medida precautoria que implicaba la suspensión de las faenas, pero Vale simplemente no la respeta, pese a que después se interpuso una querella por desacato, en una postura que para el ambientalista “supera los límites de la arrogancia”
Cabe señalar que además de lidiar con el gigante brasileño, los ciudadanos del Valle del Choapa deben lidiar también con Minera Los Pelambres, del poderoso grupo Luksic, que ahora está realizando una serie de inversiones para contar con la energía eléctrica que le permita seguir operando su mina por otros 20 años.