Esta pretensión no hubiese sido fallida si es que, por un lado, se viviera una coyuntura social de paz y tranquilidad, donde la población concibiera que las empresas mineras vienen operando con absoluta responsabilidad social; y, por otro lado, el mencionado evento hubiese sido desarrollado en otros espacios, de preferencia privados, como por ejemplo: en alguna universidad privada, más aún considerando que las empresas mineras siempre han elegido tales espacios para realizar sus eventos. Es evidente que, para la realización del mencionado evento, NO se consideró que en el imaginario popular, la universidad nacional de Cajamarca es percibida como el “alma” del pueblo, o mejor dicho, la mayoría siente que la dicha Universidad es del pueblo; mientras que, en ese mismo imaginario, tales empresas son percibidas como dañinas o negativas, es decir, la población siente y percibe que están causando daños irreversibles a sus recursos naturales y al ambiente.
Además, esta coyuntura no es de hoy, pues se ha venido configurando desde la década del 90, con el ingreso masivo de las transnacionales mineras al Perú, y particularmente con la llegada de la Newmont Mining Corporation (Minera Yanacocha) a Cajamarca y, en esta coyuntura, en lugar de un verdadero desarrollo social, se han producido una serie de procesos sociales negativos que han afectado a la población: Crecimiento urbano acelerado y desordenado de la ciudad de Cajamarca, que al mismo tiempo a provocado varias consecuencias como: colapso de los servicios básicos, delincuencia común, pobreza, pandillaje, corrupción, prostitución, alcoholismo, corrupción, encarecimiento de los inmuebles (compra y alquileres de terrenos, casas, departamentos).
En la zona rural, de influencia directa de la actividad minera, los impactos negativos que han configurado la percepción negativa de la población son: abandono de la agricultura, debido a que desde el Estado se ha declarado a la actividad minera como actividad de primera prioridad; innegable destrucción de varios de los colchones acuíferos (lagunas, humedales), afectación de ríos y canales de riego, desplazamiento de poblaciones, debido a las concesiones mineras y compra de terrenos; generación de poblaciones asalariadas, con pagos bajo principios del “cholo barato”, desintegración social, divisionismo, dando lugar a enfrentamientos entre comunidades y comuneros, azuzados por fuerzas extrañas, bajo el principio “divide y reinarás”. Todo indica que esta coyuntura social va a continuar vigente, mientras existan los elementos o las causas que lo configuran; es decir que desde el Estado no se haga nada por reorientar la Constitución, las normas, los contratos y los decretos, sobre la operatividad de las empresas mineras; y, desde la población, se siga sintiendo que no existe ninguna responsabilidad social en tal operatividad de dichas empresas y, que por el contrario, los impactos negativos indicados en el párrafo anterior, sigan su curso normal, como hasta hoy.
Lo que acabamos de indicar es propio del análisis de coyuntura social, lo cual precisamente se debió haber hecho antes de decidir realizar la I Expoferia, para evitar los hechos de aquel día 13 de octubre en el campus universitario: suspensión del evento, enfrentamiento entre estudiantes universitarios, presencia de ronderos urbanos, protesta del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, amenazas de denuncias penales y el olor de las truchas podridas arrojadas en el aula magna de la UNC, en señal de rechazo tanto a las autoridades universitarias involucradas en el evento y a las empresas mineras.
Es necesario indicar que el docente a quien se le atribuye la responsabilidad de organizar la denominada expoferia, es experto en análisis de coyuntura, y lo digo con conocimiento de causa porque fue precisamente dicho docente quien me enseñó este importante tema sociológico de análisis de coyuntura. La pregunta es ¿porqué no lo hizo? No lo sé. Pero existen versiones que detrás de la decisión de llevar a cabo un evento, promovido o auspiciado por las empresas mineras, habría un claro conflicto de intereses, donde el pago de favores constituiría el motivo principal.
El problema es que en el imaginario popular también subsiste la idea respecto a que las empresas mineras “todo lo compran”: Compran conciencias, compran periodistas, compran autoridades, compran dirigentes, compran líderes, etc. Es decir, desde la perspectiva de las mineras muchos actores sociales representativos serían “comprables” o “vendibles”, según sea el caso. Luego de haber “metido al bolsillo” a muchas autoridades locales y regionales, dueños de periódicos, dirigentes de organizaciones, etc., en esta oportunidad le tocó a la universidad nacional, o mejor dicho a algunas autoridades universitarias, ser el blanco del objetivo mercantilista de tales empresas.
Es lamentable comentar esto pero eso es lo que subsiste en el imaginario popular. De otra manera no se explica la actitud negativa que asume la población frente a la actividad minera. Actitud y percepción que además va creciendo y generalizándose peligrosamente. Sin embargo, frente a ello, las empresas parecen evidenciar actitud soberbia, prepotente, autoritaria atenida precisamente a ese principio mercantilista del “todo se compra” “todo se vende” incluso las conciencias; pero no reconoce o le da la espalda a una realidad evidente: el crecimiento de la percepción negativa de la población hacia las empresas mineras y sus actividades.
Por último, la población cree que hay que tener demasiada dosis de cinismo o de insolencia para hablarle a los estudiantes universitarios y a la población en general lo que significa responsabilidad social cuando nos están abasteciendo agua bombeada y amarillenta, que fluye por cuatro mangueras, tal como se ha constatado mediática y directamente, en lugar de fluir de manera natural por ríos y canales; cuando se enjuicia a campesinos, sólo por el hecho de reclamar su derecho a tener agua de buena calidad y en cantidades normales; cuando durante los años que se vienen desarrollando actividades mineras, la región Cajamarca no sólo no ha salido de la pobreza, sino que ésta se ha agudizado y se ha incrementado.
Por ello, intentar realizar un evento sobre responsabilidad social en estas condiciones y en esta coyuntura no fue más que una burla y una provocación; por no decir una “tomadura de pelo” a la población cajamarquina. Por todo ello y en este contexto las empresas mineras son las menos autorizadas para hablarle al pueblo sobre responsabilidad social.
Escrito, 17 de octubre del 2011
MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE LA ENCAÑADA
PRONUNCIAMIENTO
Frente a las acciones realizadas por pobladores de las comunidades del distrito de La Encañada, la Municipalidad Distrital de La Encañada se dirige a la población cajamarquina para manifestar lo siguiente:
Primero: Que desde la madrugada del día viernes 14 de octubre, pobladores de diferentes comunidades de nuestro distrito, en reacción a lo que ellos consideran una vulneración permanente a sus derechos por parte de la Empresa Minera Yanacocha, al considerar que la citada empresa ha incumplido la mayoría de sus compromisos sociales y ambientales, decidieron asumir una medida de lucha pacífica mediante una movilización de personas en la zona de Huandoy y China Linda.
Segundo: La población citada mediante carta de fecha 14 de octubre han exigido la presencia del Alcalde Distrital con la finalidad de que interponga sus buenos oficios, haga prevalecer la autoridad en el territorio del distrito y no permita que la empresa Minera Yanacocha continúe vulnerando los derechos de la población encañadina.
Tercero: Lamentamos que la empresa Minera Yanacocha, no haya reflexionado respecto a los nefastos acontecimientos que en el pasado ocasionaron, incluso con la pérdida de una vida de un paisano encañadino, y permanezcan con la soberbia con la que iniciaron sus actividades, desconociendo las justas reivindicaciones del pueblo e intentando generar un conflicto innecesario con la Municipalidad, para hacer responsable a ésta de la inexistencia de una política seria de responsabilidad social y ambiental de su parte.
Cuarto: La presente gestión de la Municipalidad Distrital de La Encañada,responsable y consciente de su compromiso con la población, ratifica su posición de defender los derechos del pueblo y no de ninguna empresa minera, más aún si estas empresas manipulan información y utilizan la estrategia de la difamación y la destrucción de las instituciones del Estado para continuar con su política extractiva sin respeto a la población.
Quinto: A la fecha el Señor Alcalde de la Municipalidad Distrital de La Encañada, ha logrado convocar la presencia de una Comisión de Alto Nivel donde representantes del Ministerio de Energía y Minas y del Gobierno Regional, Gobernación Departamental, junto al Gobierno Local Distrital de La Encañada; convoquen a la empresa minera para que deje su posición altanera e inicie un proceso de diálogo que logre resolver los problemas generados en el distrito.
Sexto:La Municipalidad Distrital de La Encañada se solidariza con toda la población que por varios días se encuentra en medida de lucha; sin embargo, insta para que las acciones a realizar se ejecuten sin hechos que perjudiquen los derechos de otras personas e incluso de Minera Yanacocha; a su vez, los invoca para que se denuncie a sujetos extraños a la protesta, quienes al parecer son los que se encuentran ocasionando actos vandálicos para deslegitimar su justa medida reivindicativa.
Encañada, 17 de octubre de 2011