En Chiapas, las empresas requieren saber con mayor exactitud la cantidad, calidad y modo en que está un mineral para asegurarse que es rentable la extracción. Para ello se requiere de un permiso de exploración. Entre tanto, a los pobladores «Les ofrecen mentiras y promesas, los confunden o no se ve a primera vista el interés sobre los minerales, y si lo saben, se ignora el modelo de extracción y sus consecuencias socioambientales».
«Es justo en esa etapa cuando se necesita intervenir en el territorio usando algunos explosivos, barrenos, maquinaria más especializada, e instalarse en el lugar por algunos años», señala el estudio «La minería en Chiapas 2015», efectuado por la organización Otros Mundos, con sede en San Cristóbal de Las Casas.
Esto implica, continúa el documento, una ocupación temporal de terrenos que no son de la empresa y requiere el permiso de los dueños y del gobierno para el uso del agua, de energía y de explosivos.
Sin embargo, señaló la organización en el estudio, por diversas razones el mineral no se convierte en un recurso natural explotable ya sea porque no se tiene la tecnología adecuada, porque no hay empresa disponible para hacerlo, porque existen inseguridades en la inversión por causas políticas locales y nacionales o porque el precio del mineral ha fluctuado y no lo hace en ese momento rentable.
«También puede ser provocado porque no existe la infraestructura que favorezca las ganancias y la comercialización, como la disposición de caminos, agua, puertos o electricidad; porque no se le ofrece a la empresa el atractivo fiscal, legal o administrativo para invertir, entre otras razones», agregó.
Pero si se confirma la existencia de mineral rentable y se dan todas las condiciones, la compañía pasa a la etapa de explotación.
Señaló el documento que aunque sólo se llegue a la prospección sin alcanzar la concesión para la exploración y explotación, el mineral ya ha sido identificado, por lo que ésta es la amenaza principal sobre los territorios, porque tarde o temprano la empresa vendrá a extraer el producto.
«Durante la prospección, o mejor antes, es el momento fundamental de la organización de la resistencia, pero el más difícil al mismo tiempo», señala el informe de Otros Mundos.
Por lo general, las comunidades no ven de cerca el peligro, no identifican las acciones de la prospección o no entienden la presencia de gente extraña, es decir, no saben para qué ni qué pretenden.
«Les ofrecen mentiras y promesas, los confunden o no se ve a primera vista el interés sobre los minerales, y si lo saben, se ignora el modelo de extracción y sus consecuencias socioambientales, lo que provoca que los dueños de los terrenos fácilmente den ciertos permisos o sean tolerantes a la presencia de los extraños prospectores», indica el organismo.
Por tanto, agregó, las concesiones para explorar y/o explotar son una parte del problema y de los intereses creados. Muchas dejan de ser vigentes por diversas causas e incumplimientos administrativos, pero se pueden reactivar en otro momento.
Así, muchos supondrán que no hay peligro si no hay concesiones otorgadas sobre su territorio, porque la concesión ya desapareció de la lista, pero si hay minerales explotables tarde o temprano serán explotados. Y todas estas posturas son un peligro que facilitará la imposición del proyecto minero.