Luego de que hace casi tres décadas la empresa minera de capital canadiense Cuicuilco, S.A. de C.V., suspendiera sus actividades de extracción de cobre y plata en la Sierra y Cañón de Jimulco, se habla ahora de la posibilidad de que la misma compañía pudiera regresar con la intención de reanudar la explotación de los recursos minerales en lo que ahora es un área natural protegida.
La situación ha levantado escozor entre los ambientalistas quienes por años han promovido que la zona serrana que comprende dicha área se convirtiera en una reserva protegida para la conserva y preservación de la flora y fauna, a la que pertenecen especies endémicas y otras en peligro de extinción.
La empresa minera Cuicuilco operó en las años 80′s en zona serrana arriba de Flor de Jimulco y suspendió sus actividades de extracción de cobre y plata debido a inundaciones por las corrientes naturales del río Aguanaval que atravesaban los territorios de la concesión, lo que ocasionaba un alto riesgo para los trabajadores mineros.
El ambientalista Francisco Valdés Pérezgasga consejero de la fundación Jimulco externó que las leyes mexicanas son muy claras y en ningún momento permiten la actividad minera en una reserva ecológica o zona ambiental protegida como lo es la Sierra y Cañón de Jimulco.
“La minería es una de las actividades económicas más incompatibles con las reservas ecológicas, la minería acaba por destruir lo que se quiere conservar, entonces, la legislación mexicana es muy clara, no se puede extraer mineral de ningún tipo”, dijo.
La reserva ecológica de la Sierra y Cañón de Jimulco es un área que comprende más de 64 mil hectáreas, decretada en el año 2003 bajo custodia del Municipio de Torreón con el fin de proteger su biodiversidad, considerada única en el mundo, con riqueza natural, tanto de especies vegetales y animales endémicas, como peces, encinos, lagartijas, además de contar con tres ecosistemas.
El territorio de Jimulco está conformado por los ejidos de Juan Eugenio, Jalisco, Los Milagros, la Flor de Jimulco, Barreal de Guadalupe, la Colonia y Pozo de Calvo fue cedido para su administración a la Fundación del mismo nombre en el año del 2008, con el propósito de crear proyectos de sustentabilidad y conservación de la reserva, los cuales se basan en la conformación de micro comercios así como paseos turísticos.
Sin embargo, la zona de amplia extensión territorial se encuentra afectada por el maltrato de la propia ciudadanía, ya que puede observarse en el lugar grandes tiraderos de basura, contaminación del río, caza furtiva de especies como el venado cola blanca y la zorra, así como la explotación de plantas endémicas que han puesto en serios problemas a la biodiversidad, aunado a la posibilidad de una amenaza devastadora como lo es la minería, la reserva se advierte en un grave peligro.
“A mí me llegó el manifiesto de impacto ambiental de manera no oficial y viene muy ‘amañado’, como todas las empresas mineras nos dicen que van a crear muchos empleos y no es así, dicen que no van a causar ningún daño, pero no es así, de por sí el área de Jimulco ya es frágil, con la minería se prevén daños irreversibles”, dijo.
Por su parte, el director de Medio Ambiente del Municipio Eduardo Blanco Contreras manifestó que la dependencia a su cargo se encuentra en el proceso de análisis de impacto ambiental para la autorización de la apertura de la obra, ya que la empresa tiene la concesión del territorio y sólo resta la venta de la superficie por parte de la asamblea ejidal.