La protesta de la comunidad San Juan de Cañaris contra el proyecto minero Cañariaco intenta ser desvirtuada con el manido argumento de que se trata de una “minoría” azuzada por “radicales antimineros”. Como este argumento ya no lo cree nadie ahora se pretende negar que les asista el derecho a la consulta previa. Para esclarecer este tema compartimos dos artículos con posición opuesta sobre el tema.
Por un lado el historiador Antonio Zapata explica las raíces históricas y el origen indígena de los Cañaris. Por el otro, el analista Miguel Santillana, uno de los voceros mediáticos de las empresas mineras explica por qué no procede la consulta previa, amparándose -según su versión- en el listado elaborado por el viceministerio de Interculturalidad que aún no ha sido difundido públicamente por esta institución.
El conflicto en Cañaris
El primer conflicto social del año viene desarrollándose en una zona del país cuyo nombre puede sonar exótico: Cañaris e Incawasi. ¿Quiénes son? ¿Cuál es su historia? ¿Cómo así están en Lambayeque?
Los cañaris son un grupo étnico prehispánico cuyo asentamiento principal quedaba en el actual Ecuador. Fueron incorporados al Tawantinsuyu por Huaina Cápac, que apreció sus dotes guerreras; lo acompañaron a la conquista de Quito y luego les dio una responsabilidad crucial: les encargó custodiar los puestos de vigilancia militar en el imperio. El soberano los distribuyó en sus fortalezas como mitimaes de privilegio. Así, los cañaris disponían de la llave del Tawantinsuyu.
Cuando estalló la guerra entre Huáscar y Atahualpa, los cañaris se ubicaron del lado de Huáscar.
En una de las primeras batallas, los cañaris atraparon a Atahualpa. Pero, celebraron su éxito excesivamente y Atahualpa se escapó. A partir de ese momento, la suerte de la guerra se invirtió. Atahualpa sostuvo que había huido de sus captores transformándose en el amaru, el dios serpiente. Su imagen divinizada lo ayudó a remontar la guerra.
Luego, Atahualpa obtuvo una victoria tras otra, no volvió a perder. En todas estas ocasiones, los cañaris fueron la vanguardia de las derrotadas tropas de Huáscar. En cierto momento, decidieron cambiar de bando y enviaron una delegación compuesta por niños de la nobleza cañari a solicitar el perdón del soberano. Pero, Atahualpa no aceptó y degolló a los infantes; no podía olvidar que, cuando estuvo preso, le habían roto su gran oreja de aristócrata inca y el rencor por esta afrenta lo hizo cometer un error fatal.
Atahualpa odiaba a los cañaris y los había condenado a desaparecer cuando él asumiera la mascaipacha en una fastuosa ceremonia que se preparaba en el Cusco. Por ello, este grupo estaba en Cajamarca el fatídico día cuando Pizarro apresó a Atahualpa. Esa tarde, la caballería española saqueó el campamento real del inca, que estaba en Baños, y luego se recogió. Durmieron con un ojo en vela, temiendo que el ejército del inca intentara rescatarlo.& lt;/p>
Al amanecer pareció que llegaba el momento, puesto que los vigías divisaron un grupo humano que caminaba hacia ellos. Se aprestaron para el combate hasta que descubrieron que venía en paz. Eran los cañaris que se estaban pasando a su lado con todos sus bagajes. Así, desde el primer día, Pizarro dispuso de las fortalezas incas, dominando caminos y rutas del imperio. El control estratégico del Tawantinsuyu pasó a manos españolas con esta defección. La represión de Atahualpa había empujado a los cañaris a tomar el único camino alternativo en esa circunstancia.
Luego, los cañaris acompañaron a Pizarro a lo largo de toda la conquista. Fueron cruciales como ayudantes de los españoles cuando el cerco de Manco Inca al Cusco. No fueron el único grupo indígena que tomó esa opción. Como es bien conocido, fueron acompañados por huancas, huaylas y chachapoyas, entre otros. Pero, los cañaris siempre fueron especiales para los españoles.
Estaban desde el comienzo, fueron los primeros y se portaron durante toda la guerra. Al final fueron premiados y un curaca cañari se quedó con Yucay, una de las joyas del incario.
Pero, no todo el grupo étnico participó de la conquista, algunos permanecieron en sus lugares. Se quedaron donde el inca los había colocado. A lo largo de los siglos, se fundieron con las poblaciones locales, pero conservaron ciertos elementos culturales que los distinguen. Por ejemplo, la vestimenta y los apellidos, que vemos aparecer en los medios con ocasión del conflicto actual con la mina.
En la situación que vivimos hoy día, bien valdría escuchar a los cañaris. La vez pasada que aparecieron en la historia, Atahualpa ignoró su oferta de negociación y como consecuencia indeseada perdió un imperio. Es cierto que ahora no controlan la llave del Perú moderno, ni mucho menos. Pero, poseen una historia que advierte contra la falsa seguridad que invade al poderoso cuando quiere imponer sin escuchar. En vez de reprimir con la policía, se impone dialogar hasta obtener la licencia social para la inversión minera.
“A Cañaris no le corresponde la consulta previa”
Entrevista a Miguel Santillana:
El investigador recordó que el viceministerio de interculturalidad solo reconoce cuatro pueblos indígenas en la sierra. “Somos un sincretismo cultural desde el siglo XVI”, señaló.
– ¿La población de Cañaris se opone mayoritariamente al proyecto Cañariaco?
En diciembre del año pasado el presidente de la comunidad impuso una consulta previa, trayendo gente de Cajamarca. Esa consulta es írrita, inválida porque el Estado Peruano es quien lo convoca y además Cañaris no figura en el listado de pueblos indígenas del viceministerio de interculturalidad.
– ¿Entonces no les corresponde la consulta previa?
Así es. Lo que sabemos del listado del señor Iván Lanegra (viceministro de interculturalidad) es que por razones antropológicas, sociológicas y económicas se reconocen 48 pueblos indígenas en la selva y solo 4 en la sierra: Los uros en el Lago Titicaca, los aymaras en Puno, un pueblo indígena en la provincia de Yauyos en Lima y finalmente los quechuas, pero no se ha definido su espacio geográfico. Eso se ha estancado.
– Se supone que la consulta debe ser aplicada al espacio geográfico con el cual se tenga un vínculo cultural…
Pero se desconoce la historia económica del Perú porque, al menos desde mi punto de vista y lo puedo debatir, no hay pueblos indígenas de costa y sierra desde el siglo XVI, somos un sincretismo cultural. Yo les pediría que se instruyan leyendo la tesis doctoral de Arguedas. Hasta la institución del cabildo vienen del siglo XVI. El varayoc que usan los alcaldes indígenas no es preinca, sino de la reforma del virrey Toledo. No podemos ser hippies californianos que llegan de paso, ven algo exótico y piensan que no ha sido tocado. Debemos reconocer que somos una mezcla. Entonces, no aplica la consulta previa en Cañaris…
– Pero en la selva sí…
Los incas nunca conquistaron la selva. Según el tratado de Tordecillas se separaba el territorio español y portugués, pero solo llegaron a la selva los misioneros. No era de dominio constitutivo español. Ellos recién formaron parte de nuestra historia cuando los hicieron esclavos para la explotación del caucho. Y luego Belaúnde quiso conquistar la selva central con colonos. Yo estoy de acuerdo en que existen 48 grupos etnolinguísticos, y según el censo del 2007 se registraron 330 mil personas. A ellos se les debe consultar…
– ¿Entonces se han generado falsas expectativas respecto a la consulta previa?
Se ha vendido muy mal la consulta previa. Existe un problema de fondo porque las poblaciones entienden como consulta que les pregunten si ellos aceptan o no el proyecto, y si tú dices no es no. Pero el convenio de la OIT dice que el Estado es soberano de tomar la decisión. Entonces, llámalo proceso informativo o cualquier otra cosa, pero no es consulta.
– ¿Los acuerdos no son vinculantes?
No son vinculantes, y por eso muchas ONG querían insistir en que sí lo fueran. Pero la OIT desde 1989 ha establecido que no.
– Según la empresa, la inexperiencia minera de la zona es la razón de la desconfianza…
Cañariaco sería la primera mina importante en Lambayeque. No tiene canon minero, así como Cajamarca no tenía experiencia antes de Yanacocha.
– ¿Usted cree que debe cambiar la forma de administrar el canon?
El modelo actual ha demostrado sus limitaciones y perversiones. Tenemos un proceso de descentralización en marcha desde el 2003. Actualmente, existen departamentos administrados por gobierno regionales. En el referéndum del 2005 nadie quiso juntarse con nadie. Y eso fue porque no querían compartir el canon. El canon debe tener un nuevo dimensionamiento y forma operativa. Es un crimen que varios gobiernos regionales por inexperiencia e impericia guarden millones en el Banco de la Nación, existiendo necesidades en la población.
– ¿Los recursos deben ser administrados por el gobierno central?
El Perú es un país unitario. El oro, al agua y los demás recursos son de todos los peruanos. Recordemos la bronca entre Moquegua y Tacna.