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Internacional

Planean reducir exposición humana al mercurio, presente en minería artesanal

minero-oro13 millones de personas trabajan en actividades de extracción artesanal de oro en todo el mundo, lo que las expone al mercurio.

Un centenar de países se reúnen desde mañana, domingo, en Ginebra con el fin de cerrar un tratado internacional para reducir la exposición de las personas a la contaminación por mercurio, un problema que afecta a comunidades próximas a explotaciones de oro.

También sufren esta situación un millón de niños que realizan labores de minería artesanal y que a diario inhalan vapores que contienen mercurio, que sirve para separar el oro de la mena, pero que al mismo tiempo es una de las sustancias más tóxicas que existen.

En total, trece millones de personas trabajan en actividades de extracción artesanal de oro en todo el mundo, lo que las expone a una sustancia que ataca gravemente el sistema nervioso central.

Las actividades mineras informales son comunes en países de Asia, África y Latinoamérica y la participación de menores es habitual.

La contaminación del medio ambiente causada por explotaciones mineras, particularmente de ríos y lagos por la supuesta presencia de mercurio, ha generado conflictos sociales en Sudamérica y la oposición de las comunidades locales a su desarrollo.

Según un informe que acaba de presentar el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y que será revisado por los participantes en la conferencia, las emisiones de mercurio procedentes de la minería artesanal son ahora «significativamente mayores» con respecto a las reportadas hace cinco años.

Esta situación ha sido exacerbada por el constante aumento del precio del oro en los últimos años, reconoce la organización.

La segunda fuente de contaminación por mercurio es la quema de carbón para la generación de electricidad, una utilización predominante en Asia, seguida de la procedente de la producción de cemento y de policloruro de vinilo (PCV), de su utilización en la odontología y su presencia en productos de consumo masivo (eléctricos, pilas y bombillas de bajo consumo).

Para controlar los niveles actuales de emisión de mercurio, los países celebrarán una quinta y última ronda de negociación, previa a la aprobación final del tratado, que está previsto ocurrirá a finales de este año en Japón.

Se ha pensado que al nuevo instrumento internacional se le conozca como «Convención de Minamata», en referencia a la ciudad homónima japonesa que en 1950 fue escenario de uno de los más trágicos episodios de intoxicación por mercurio en la historia, en el que murieron 1.700 personas.

Muchas otras padecieron luego enfermedades o quedaron con incapacidades permanentes.

A pesar de ese terrible recuerdo, organizaciones de la sociedad civil que han realizado un seguimiento del proceso negociador en los últimos años han lamentado que Japón haya permanecido en segundo plano durante los debates.

Asimismo, la organización no gubernamental Human Right Watch ha criticado que el texto del futuro tratado se centre en aspectos ambientales y omita el rol que corresponde al sector de la salud en la solución de los problemas provocados por el mercurio.

Por ello ha pedido a los delegados que llegarán a Ginebra para la negociación final, que se prolongará hasta el próximo viernes, que planteen estrategias de salud claras para afrontar esta situación.

Los especialistas han comparado este problema con una «epidemia invisible» por la variedad de problemas de salud que puede causar, pero que difícilmente llegan a relacionarse con su verdadera causa: la intoxicación por mercurio.

Esta sustancia puede atacar el sistema cardiovascular, los riñones, el tracto gastrointestinal, el sistema inmunológico y los pulmones.