Grupo de empresarios, ecologistas e investigadores del CIAD denominada “Voces por el Agua” urgieron a endurecer protocolos de seguridad y realizar estudios del sedimento de 50 kilómetros de la presa de Pánuco por donde se derramaron materiales de jales, antes de que levanten la alerta y contamine a los sectores productivos como la ganadería, la pesca, la agricultura, a la presa Picachos y llegue al mar.
Proponen se adicione a la Ley de Equilibrio Ecológico el monitoreo de sedimentos, porque solo está considerado el de cuerpos de agua, pues ahí es donde se quedan los minerales que se derramaron en la contingencia, explicó Sandra Guido, presidenta de Conselva.
“Los contaminantes son metales pesados y no se diluyen en el agua, se quedan en el sedimento o en suelos y las autoridades han omitido este hecho para investigarlo”.
Arriesgan vocación.
Los empresarios que forman el grupo, representan al sector pesquero, por la acuacultura y de altamar, agrícola, de los exportadores y ambientalistas, advirtieron a las autoridades de Profepa y Semarnat que analicen los suelos para determinar hasta donde ha llegado la contaminación.
De hecho, hablaron que en la Picachos ya encontraron mercurio, cobre y arsénico, según un estudio realizado por científicos de UNAM y CIAD.
“Los niveles de contaminación de metales pesados son iguales, tanto en la zona del derrame, como a 10 kilómetros y las autoridades omiten tomar datos de seguimiento”.
Por ello, el grupo pidió a las autoridades endurezcan la Ley de Fomento Minero, dado que al paso del tiempo afectará la productividad del campo, de las granjas y del mar, e incluso de que podrían cerrarse fronteras a productos, de detectarse que en agua y suelos hay residuos de metales.
La industrial del ramo alimenticio y regidora Esperanza Kasuga, insistió debe atenderse la contaminación minera que impacta a la cuenca, desde el manantial, el cauce y toda la actividad productiva por el uso del agua.
Normatividad relajada.
Sergio Escutia, presidente de la Confederación de Granjas Acuícolas, citó que la minería es importante, siempre y cuando no pongan en riesgo la vocación productiva, como ahora lo está haciendo.
Para Humberto Becerra Batista, la contaminación de las minas son enemigos silenciosos, porque los residuos de metal pesado no se ven, pero dañan la vida de las personas.
“La normativad está muy relajada para mineros y no dejan el beneficio que valga la pena el riesgo de salud que se corre”.
Teme que la contaminación llegue al mar, sobre todo porque el camarón se reproduce entre los lodos.
“Buscamos se regulen las minas y se determine que para crecer y generar riquezas, Sinaloa no necesita de minas”.