Jaime Calderón Herrera
A los colombianos nos han acostumbrado a estar polarizados, cuando lo conveniente es la pluralidad. Así cómo es más fácil hacer la guerra que construir la paz y es más fácil creer que pensar, también es mucho más fácil dejarse orillar que debatir las diferencias y construir acuerdos sociales a partir de ellas.
Pida la Palabra surge como una necesidad ante la oferta política del santísmo y del uribismo, que representan lo mismo en cuanto a modelo político y económico, pero que aparecen como diferentes, dejando sin expresión política a las mayorías.
Temas como el manejo de la macroeconomía, de la globalización, del papel de la inversión extranjera, de la distribución de la riqueza, de la minería, del medio ambiente, de la corrupción, de la justicia, de la democracia, de la salud, del aparato productivo industrial y agrario, son de la mayor preocupación de los colombianos y de quienes participan hoy en la construcción de una oferta política donde usted y cualquier colombiano pueda expresar su posición, su idea, con el propósito de amalgamar desde la diferencia, una alternativa.
La minería es una actividad económica importante pero con gran afectación ambiental, manejada por multinacionales codiciosas que en los países tercermundistas en donde han explotado el subsuelo, han dejado destrucción, pobreza, descomposición social e ilusiones de progreso frustradas. Si se quiere que Colombia sea la excepción, es necesario que haya un Estado fuerte desde lo normativo, desde el control, desde la justicia, apoyado por una opinión pública informada y dispuesta a defender su territorio, su riqueza y su vida, única forma de permitir solo lo permisible.
Por eso mañana, dirigentes como Iván Marulanda, Antonio Navarro y otros, se harán presentes en el Centro Cultural del Oriente, antiguo Colegio del Pilar, a partir de las 8 am, para debatir la posición de los santandereanos frente a la amenaza minera al Páramo de Santurbán y manifestar su apoyo al esfuerzo organizativo de la sociedad para informarse y manifestarse en esa materia y que tendrá expresión en la marcha del próximo viernes.
La indiferencia no es un valor a promover, en ocasiones es disculpable, pero en materia de defensa del agua, del ecosistema de los páramos, de la economía y de la propia vida de quienes poblamos el área metropolitana, sólo es válido informarse, comprender los intereses que se contraponen, prevaler los de las mayorías respetando las minorías y defender con vigor el presente y el futuro.
Los invito entonces, a compartir el hermoso himno a Santurbán compuesto por Gabriel Latorre, en una de cuyas estrofas dice: ¡por el agua me levanto, por la vida marcho yo! Y a participar activamente mañana y el viernes.