Por Patricia Muñoz Ríos
Lunes 27 de septiembre de 2010
El siniestro de la mina Pasta de Conchos no fue un hecho aislado, sino resultado de la sistemática negligencia del gobierno mexicano en la aplicación de las leyes y reglamentos que deben regular la exploración y explotación de las minas de carbón, sobre todo de los llamados pocitos que proliferan en Coahuila, donde los trabajadores padecen condiciones que violan sus derechos fundamentales, trabajan hasta 12 horas diarias, les pagan a destajo y de su pago semanal les hacen descuentos para que tengan dinero al ser despedidos.
Es decir, de su salario se pagan su liquidan y su aguinaldo; no cuentan con baños, no tienen ni agua potable ni ingeniero responsable ni mapas, nada, denunció el Centro de Acción y Reflexión Laboral (Cereal).
El 20 de mayo –denunció el centro– en el pocito Vertical 4, propiedad de Jorge García, hubo un siniestro en el que hubo un fallecimiento y se rescató con vida a Jesús García Ayala, quien fue despedido tras el accidente con mil 500 pesos por nueve años de trabajo.
La organización Familia Pasta de Conchos entregó un informe complementario sobre la tragedia que costó la vida a decenas de mineros en las oficinas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el cual sustenta que no es un caso único, sino producto de la negligencia del gobierno mexicano en la regulación de la actividad de explotación minera.
Abundó que en el pocito Vertical 4 falleció Jesús García Ayala y se rescató a Francisco Castillo Zamora, quien empezó a trabajar en ese sitio desde los 16 año. Denunció que la mayoría de los trabajadores, traídos de San Luis Potosí, no están sindicalizados, y que hay menores de edad; que viven en una casa rentada por el patrón, quien les prometió alimentación; pero no fue así, ya que llegaron a quedarse días sin comer y tenían que pagar a la persona que les preparaba la comida.
Castillo Zamora fue internado en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Nueva Rosita, donde le diagnosticaron ruptura de siete costillas y el oído izquierdo. En cuanto se agotó la incapacidad del IMSS fue despedido por su patrón, Jorge García, quien no sólo no le entregó su liquidación, sino que le descontó la semana por los gastos que había hecho por su accidente, denunció la organización.
Asimismo, el pasado 30 de julio ocurrió otro incidente en el pocito Boker, donde fueron rescatados, ese mismo día, 12 de los 14 mineros atrapados, por lo que José René Pérez Zúñiga y Marco Antonio Cruz Martínez fueron internados en la clínica del IMSS de Nueva Rosita, Coahuila. Tras una semana, fueron rescatados por sus compañeros, Ramón Sánchez Arellano y Plutarco Ruiz Loredo. Sin embargo, el primero, falleció.
El pocito Boker no tenía condiciones de seguridad ni dotaba a los trabajadores de equipo ni estaban registrados en el IMSS en el momento del siniestro; además, trabajan menores de hasta 13 años.
René Pérez Zúñiga, quien fue atendido en la clínica del IMSS de Nueva Rosita después de estar siete días atrapado en el pocito Boker, fue canalizado al siquiatra en Monclova, porque reiteradamente habla de lo que le pasó. El centro denunció que se instruyó al trabajador de que la única opción para ser pensionado era convencer al siquiatra de que había quedado mal de sus facultades.
El Cereal también señaló la responsabilidad de las secretarías del Trabajo, que no ha hecho las inspecciones procedentes; de Economía y de la Dirección General de Minas, las cuales se niegan a transparentar la información sobre las concesiones; del IMSS, que otorga pensiones miserables a las viudas de los mineros y no sanciona a los patrones, quienes permanentemente defraudan al Intituto, entre otras.