En la entidad, 245 localidades están expuestas a algún tipo de riesgo por la presencia de minas, de acuerdo con el Atlas de Peligros por Fenómenos Geológicos del Estado de Zacatecas.
Asimismo, señala que 98 por ciento del suelo agrícola de la entidad presenta erosión y en 68 por ciento el grado es severo, por lo que existen 150 mil hectáreas de la región noreste que están en proceso de convertirse en zona desértica.
Según dicho documento, 29 de los 58 municipios zacatecanos incorporan distritos o zonas mineras, que representan riesgos de hundimientos o por la existencia de tiros de minas, terreros (montón de broza o desechos sacados de una mina), jales (apilamientos de rocas molidas que quedan después de extraer los minerales) y respiraderos de diferente amplitud.
Y aunque en la mayoría de los casos se desconoce la geometría de las obras mineras en el subsuelo, se sabe que existe riesgo en 245 localidades, informó la Dirección Estatal de Protección Civil y Bomberos.
Algunos lugares con riesgos asociados a obras mineras son las cabeceras municipales de Chalchihuites, Concepción del Oro, Guadalupe, Zacatecas y Sombrerete.
En la misma condición se encuentran las comunidades Plateros, en Fresnillo; Hacienda Nueva, en Morelos; San Antonio del Ciprés y Pozo de Gamboa, en Pánuco; Sauceda de la Borda, en Vetagrande; y Salaverna, en Mazapil.
Ante ello, las autoridades recomiendan a las empresas cumplir con las normas nacionales e internacionales, además del buen control del uso de suelo y del otorgamiento de permisos para la instalación de unidades mineras, a fin de reubicar población que pudiera ser afectada.
En el caso de Guadalupe y la capital, en los últimos 30 años el crecimiento urbano ha sido acelerado, lo que ha causado algunos asentamientos irregulares que están en zonas con desarrollos mineros y laderas.
Tal es el caso de las viviendas que se ubican en los cerros de La Virgen y de La Bufa, así como en la ladera sur de la Veta de la Cantera, ubicada detrás del primero de dichos cerros.
En la capital, específicamente, existen dos áreas con concentraciones de tiros.
La primera se localiza en el cerro de Las Bolsas, donde se tienen ubicados 30 tiros, de los cuales 14 se ubican en las colonias Centro, Universitaria, Pánfilo Natera, Francisco E. García, H. Ayuntamiento, Taxistas y Las Cumbres.
La segunda zona se localiza en el área mineralizada de El Orito, en donde se tienen identificados tres tiros dentro del área urbana, en El Orito y las colonias Estrella de Oro y Jesús González Ortega.
También se localizan varios tiros de mina en lo que conforma la zona cerrada de los cerros La Bufa, El Grillo y El Encinillo.
Otros riesgos geológicos que detecta el Atlas de Peligros son las inundaciones y hundimientos e incluso erosión del suelo.
Entre los municipios con ese tipo de situaciones destacan Zacatecas, Guadalupe, Sombrerete, Río Grande, Concepción del Oro, Jerez, Morelos y Fresnillo.
Respecto a las ciudades, para obtener un mayor conocimiento del grado de riesgo efectivo la Dirección Estatal de Protección Civil y Bomberos realizó estudios de mayor detalle para definir medidas de prevención de accidentes o desastres.
El Atlas de Peligros por Fenómenos Geológicos del Estado de Zacatecas sirve para detectar zonas peligrosas, para la prevención y mitigación de desastres.
Este atlas genera datos permitan a los tres niveles de gobierno que cuenten con información de ubicación y cuantificación de riesgos por fenómenos geológicos.
Sufre erosión 98% del suelo agrícola
En Zacatecas, 98 por ciento del suelo agrícola presenta erosión y en 68 por ciento el grado es severo, por lo que existen 150 mil hectáreas de la región noreste, principalmente en Miguel Auza y Sombrerete, que están en proceso de convertirse en zona desértica.
Un estudio conjunto entre las universidades autónomas de Chapingo (Uach) y de Zacatecas (UAZ) advierte que, de seguir con las mismas tendencias, se podría ocasionar una catástrofe agrícola y ambiental en el estado.
De acuerdo con un análisis de las condiciones de suelo y climáticas, en la entidad se encontró que tan sólo en las tierras dedicadas a la agricultura se estima una pérdida anual de 36 toneladas de suelo por hectárea.
En cuanto a erosión hídrica se refiere, de acuerdo con la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza), que atiende a 35 municipios de la entidad, este problema es de severo a muy severo en 53 por ciento del suelo de esas demarcaciones.
La principal causa de este problema se debe a que se emplean modos de producción que no permiten la conservación del suelo.