Las mineras disponen de los territorios y re-diseñan las fronteras en función de sus intereses y especulaciones. Así, unos 50 millones de toneladas de roca estéril fueron apiladas en una gran escombrera sobre la cima de Los Andes desde 2012 cuando la minera Los Pelambres, del poderoso grupo chileno Luksic, comenzó a depositar escombros en territorio argentino sin autorización y justo donde opera El Pachón, otra minera que pertenece a la multinacional Glencore. Ésta protesta contra el grupo Luksic, por su derecho a contaminar cumbres y nacientes.
La semana pasada, el Juzgado Federal número uno con asiento en San Juan ordenó a Pelambres que «a su costo y en el plazo de 30 días adopte medidas precautorias ambientales por la generación de drenaje ácido». La decisión judicial está relacionada a que la escombrera se asienta sobre lagunas naturales de la zona. A su vez, la Cancillería argentina manifestó inquietud a su homóloga chilena. A esto se suma la querella penal de El Pachón al grupo Luksic y sus socios Mitsubishi y Nippon Investment por los escombros que depositados en su propiedad.
La minera chilena los transportó desde su base en la región de Coquimbo, al norte de Santiago de Chile. La roca ocupa un área de 51 hectáreas en Calingasta, San Juan donde Glencore opera la mina El Pachón. Esta multi, que cotiza en Londres y Hong Kong, dirigida por Ivan Glasenberg, intenta otras vías para el retiro de la escombrera.
El Pachón es una de las minas más altas del mundo a 4.220 metros sobre el nivel del mar y a escasos 5 kilómetros de la frontera con Chile. Es muy rica en cobre y molibdeno.