21 Noviembre 2011
En 2008 se firmó el pacto Huauxca Manaka para la preservación de la cultura huichol.
Foto: Vanguardia especial
México, DF. Wirikuta, territorio sagrado del pueblo huichol (wixárica), en San Luis Potosí, está incluido desde 1988 en la red mundial de sitios sagrados naturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); es reserva ecológica natural y cultural estatal, además, el 28 de abril de 2008, en presencia del presidente Felipe Calderón, cuatro gobernadores firmaron el pacto Huauxa Manaka para la preservación y desarrollo de la cultura de este pueblo, pese a todo ello el gobierno federal otorgó 22 concesiones para explotación minera a la empresa canadiense First Majestic.
En un caso similar al de Minera San Xavier, en el mismo estado, que opera sin permisos ambientales en Cerro San Pedro, y que se estableció en un área natural protegida a escala estatal, First Majestic obtuvo las concesiones de 6 mil 326 hectáreas que incluyen 70 por ciento de la superficie de Wirikuta y la antigua mina Real de Catorce, que dejó de operar en 1990. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aún no recibe solicitud de impacto ambiental de la empresa.
Según información de la página web de la compañía, los métodos de minería subterránea que se han usado allí en el pasado son la «única forma económica de mirar esta mina. Cabe señalar que la minería subterránea es totalmente indetectable por los asentamientos humanos en la superficie de la zona». Menciona que el trabajo en el proyecto denominado La Luz Silver se «atendrá a normas estrictas y reglamentos ambientales».
El gobierno federal ya otorgó concesiones para otros 30 proyectos mineros en la región desértica que se extiende desde Real de Catorce, San Luis Potosí, hacia municipios como Bernalejo, que forman parte del territorio sagrado de los wixárica, informan los afectados.
Wirikuta abarca la sierra de Catorce y parte del Bajío; es parte de la declaratoria de reserva Ecológica Natural y Cultural –donde se prohíben actividades extractivas– que abarca 140 mil hectáreas entre los municipios de Catorce, Charcas, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos. Fue incorporada en 1988 por la Unesco a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.
La Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) cataloga la sierra de los huicholes como una de las regiones terrestres prioritarias de México. Se trata de la superficie que se halla entre Jalisco y Nayarit, en los municipios Bolaños, Chimaltitán, La Yesca, Mezquitic, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero. Es una zona con alta concentración de especies en riesgo de extinción, como la guacamaya enana, una especie de ardilla y el guajolote silvestre, y donde está el último registro del lobo mexicano.
Los huicholes recuerdan que en abril de hace tres años, el presidente Calderón, vestido con indumentaria huichol, atestiguó la firma del pacto de los gobernadores de San Luis Potosí, Durango, Jalisco, Nayarit y Zacatecas –estados donde hay comunidades huicholas–, y el presidente de la Unión Wixarica de Centros Ceremoniales.
La defensa de Wirikuta
«En Wirikuta culmina el recorrido de los antepasados, incluye Real de Catorce y el Bajío. Lo que más nos duele es que Wirikuta está amenazada por First Majestic y otras empresas. El gobierno mexicano les da concesiones y para nosotros es un dolor fuerte», dice Santos de la Cruz, uno de los voceros de las comunidades huicholas organizadas.
Afirma que está en riesgo la existencia del pueblo huichol, que en la actualidad cuenta con alrededor de 45 mil miembros. «En Wirikuta están nuestros guardianes. Es nuestra catedral y dentro de ella hay varias capillas. También es una universidad. Ahí esta nuestro hermano el venado y el padre Sol para dar luz en el mundo. Nosotros somos sus discípulos. Esto es lo que defendemos.»
Dice que así como para otras religiones sus templos son importantes, es el caso de La Villa para los católicos, para ellos es Wirikuta. «No creo que estuvieran de acuerdo que en La Villa se hiciera una gasolinera, algo que va a alterar el santuario. De ese tamaño es el problema. Incluso más fuerte. Porque allí están las energías, no sólo para nuestro pueblo, sino para todo el planeta». Además de este lugar, los wixárika tiene otros centros ceremoniales en San Blas y al sur del lago de Chapala. Este año, además del agobio por el proyecto minero, sufrieron por la baja producción del maíz, otro de sus bienes preciados.
«Nosotros vivimos del maíz, somos los guardianes de conservar los cinco colores que nos heredaron nuestros antepasados. El blanco, azul o prieto, amarillo, pinto y rosita. El pueblo vive de ese maíz. No negociamos con él, no vendemos. Lo sembramos para la subsistencia de las familias, esa es la base de la alimentación fundamental.»
Aniceto Torres, de Santa Catarina, explica que hay cuatro comunidades wixárikas unidas de cuatro estados, Santa Catarina, San Sebastián, San Andrés, y San Hipólito. Dice que la religión es fundamental en su vida cotidiana. Los niños, desde los cinco o siete años, se inician en las prácticas con los dioses fuego, lluvia y la madre tierra.
«Algunos van a la peregrinación desde los cinco años, esto es una buena oportunidad con la intención de que sea un buen estudiante, todo lo que es bueno. Si uno va mayor no tiene caso, sólo va a pedir por la salud y sus familias.»