Califican de provocación la visita hecha por el mandatario a proyecto que motivó la muerte de tres personas el 2015. Población aún espera respuestas a sus demandas ambientales y sociales. Hace un par de días el ministro de Economía, Alonso Segura, dijo en una entrevista radial que desde enero proyecto ya se encuentra operando. Población local no descarta iniciar acciones de fuerza.
Por Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú (OCM)
Hace algunos días corrió la noticia entre la población de Chalhuahuacho, Tambobamba y otras provincias en Apurímac, de la posible llegada del presidente Ollanta Humala para inaugurar las operaciones del mega proyecto minero Las Bambas.
Sin anuncios, ni confirmación oficial, las comunidades campesinas y la población de la zona entraron en un estado de zozobra e incertidumbre. La presencia del presidente en las instalaciones de la mina, a pesar de la tensa situación de conflicto que se respira en el lugar (recordemos el conflicto que estalló en setiembre de 2015 dejando un saldo de 3 muertos, varios heridos y detenidos), fue interpretada como una provocación para la población que aún está esperando respuestas a sus demandas ambientales y sociales.
El martes 16 de febrero, más de 100 comuneros se concentraron pacíficamente en diferentes zonas del distrito de Chalhuahuacho, ocupando parte de la carretera de acceso a las instalaciones de la mina. Previamente, durante la noche, un grupo de más de 400 comuneros de Nueva Fuerabamba decidió retomar las tierras que les fueron adquiridas por la empresa, alegando el incumplimiento de acuerdos.
Llegadas las 14 horas nadie sabía con certeza si el Presidente de la República había o no llegado a la zona. No obstante, un fuerte contingente policial y el paso de varios helicópteros confirmaban las sospechas de la población.
Para el fin de la tarde varias fotos de la ceremonia se filtraron entre los comuneros: el Presidente Ollanta Humala sí había llegado a las instalaciones de la empresa minera, rápidamente y a escondidas de la población local. Ninguna organización social, comunidad campesina o dirigentes fueron invitados.
Tampoco quedó claro el objetivo de la visita (la versión de la población era que esta se trataba de un acto inaugural). Incluso, para el día 16 de febrero la agenda presidencial, según norma publicada en el diario El Peruano, hacía al Sr. Humala en una visita oficial a Cuba, invitado por el gobierno de Raúl Castro.
La falta de transparencia y sobre todo, la indiferencia estatal frente a las comunidades y población de una zona en situación de conflicto activo, causaron un profundo malestar. Los dirigentes comunales concentrados en Chalhuahuacho debatieron durante horas las próximas acciones de fuerza a implementarse en los días siguientes.
La presencia de Ollanta Humala terminó por catalizar una situación de conflicto social que hasta hoy no encuentra soluciones reales desde el Ejecutivo. Mientras tanto, los dirigentes denuncian que aún no se ha llevado a cabo ningún proceso de diálogo (solo dos espacios de “desarrollo”) en la zona. Peor aún, los talleres informativos sobre la situación ambiental del proyecto (modificado sustancialmente bajo el amparo de las normas del paquetazo ambiental) que prometió el Ministerio del Ambiente, jamás se llevaron a cabo.
A la fecha, las demandas socioambientales de la población local no han sido escuchadas ni atendidas por ningún espacio de gobierno, menos aún por la empresa minera.
Sorprende que una visita oficial del Presidente Humala al proyecto más grande del país se haya realizado en estas condiciones de secretismo y a espaldas de la población.
Como señalamos, los objetivos de la visita oficial no han quedado claros y deberán ser explicados por el mandatario, a su regreso de Cuba. Mientras tanto, la población sigue esperando que se atiendan sus demandas. Esperemos la reacción de la población, en esta ocasión provocada por la actitud presidencial, no escale a escenarios de crisis.
__ Fuente: Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú (OCM): http://www.conflictosmineros.org.pe/node/205