(Boletín AMP #236, Febrero 2019)
Foto : Derechosinfronteras
Uno de los casos que deben ser mirados y atendidos con especial interés es el de Espinar, en la región Cusco. Si no se atiende adecuadamente, corre el riesgo de terminar en un estallido de envergadura en los próximos meses. La población de esta provincia cusqueña está indignada y con razón. Durante años esperan soluciones […]
Uno de los casos que deben ser mirados y atendidos con especial interés es el de Espinar, en la región Cusco. Si no se atiende adecuadamente, corre el riesgo de terminar en un estallido de envergadura en los próximos meses. La población de esta provincia cusqueña está indignada y con razón. Durante años esperan soluciones y nada. Son tres los temas que aparecen en la compleja agenda de Espinar: uno primero vinculado a la inaceptable agresión contra comuneros de Alto Huarca, sobre todo mujeres, de parte del personal de seguridad contratado por la empresa suiza Glencore, propietaria de la mina Antapaccay. El hecho ocurrió a finales de diciembre de 2018; la empresa Liderman es la que le presta los servicios de seguridad a Glencore y la responsable directa de esta agresión, aunque está claro que los códigos de conducta de empresas como Glencore, también la hace responsable de hechos que cometen terceros que están a su servicio. En realidad, lo que está detrás de este hecho es la disputa por tierras entre la empresa y la comunidad. Esta agresión ha indignado a las comunidades que esperan respuestas de la propia empresa y de las autoridades.
Otro caso complicado tiene que ver con los graves impactos en la salud de la población de Espinar. Varios estudios realizados en los últimos años han mostrado que la población de Espinar, sobre todo la que vive en la zona de influencia de las operaciones mineras, se encuentra expuesta a metales pesados y muchos tienen presencia de estos metales en sus cuerpos. Pese a que el Estado, en sus diversos niveles de gobierno y luego de varios acuerdos establecidos con la población, se comprometió a implementar planes de salud integral para brindar atención especializada a las personas en riesgo, hasta el momento no se ha logrado mayores avances. Los planes elaborados no han contado ni con el presupuesto ni con el soporte institucional necesario, y hasta la fecha, no se ha logrado una respuesta adecuada del sistema de salud a las personas que sufren exposición crónica a metales pesados. Peor aún, no se ha establecido mapas epidemiológicos de riesgo ambiental en la zona y se ha incumplido con el acuerdo de medir la magnitud de riesgo que representa la exposición crónica a metales pesados, además de determinar las fuentes de contaminación y rutas de exposición. La población de Espinar sigue esperando que el tema de salud sea adecuadamente atendido.
El otro problema complicado tiene que ver con el agua que se consume en Espinar y las denuncias de presencia de metales tóxicos. Un informe de la Dirección Regional de Salud del Cusco reveló que la población de Espinar consumía agua contaminada con metales tóxicos. Los análisis dieron cuenta sobre la presencia de aluminio, arsénico, hierro y manganeso, entre otros parámetros, por encima de los parámetros permitidos.
Esta situación provocó que, en primer lugar, el Concejo Municipal de Espinar aprobase declarar en emergencia el abastecimiento y consumo de agua y luego que el propio Consejo Regional de Cusco -hace un par de semanas-, aprobase por mayoría declarar por 90 días en situación de emergencia todo el sistema de abastecimiento de agua potable en la capital de la provincia de Espinar.
Foto : El Montonero
Sin embargo, una nota publicada haces unas semanas en el portal El Montonero, da cuenta que una mesa técnica, conformada por la Oficina de Diálogo de Gestión Social de la Presidencia del Consejo de Ministros, la Oficina de la Dirección del Orden Público y del Ministerio del Interior, la subprefectura de la provincia de Espinar y la subprefectura de Cusco, habría concluido que el agua potable de la provincia de Espinar “es apta para el consumo humano, según los resultados obtenidos”. Lo que llama la atención de esta nota es que, por un lado se cite como fuente un “monitoreo realizado por los especialistas de la Dirección de Salud Ambiental del Cusco” -antes habían dicho lo contrario- y que en la denominada Mesa Técnica no figure ninguna de las autoridades electas, ni del Municipio Provincial de Espinar ni del Gobierno Regional. Tampoco aparece un solo representante de las organizaciones sociales de Espinar.
Esta noticia ha causado aún mayor malestar y preocupación en Espinar, porque se estaría dando cuenta que se está implementando acciones sin tomar en cuenta a la población y a sus autoridades. Cabe recordar que el Comité de Lucha por el Agua y la Salud de Espinar organizó una movilización de protesta el pasado 28 de enero pasado bajo la denominación de “Gran marcha de sensibilización por el agua sin metales pesados”. Nuevamente insistimos: si el Ejecutivo no le presta atención a las legítimas demandas de la población de Espinar, la situación se seguirá complicando
EDITORIAL – OJO CON ESPINAR (Boletín AMP #236, Febrero 2019)