Familias de 14 menores muertos en una mina de cobalto del Congo demandan a Apple, Google, Dell, Microsoft y Tesla entre otras por trabajos forzados y abusos perpetrados contra los menores. Piden una compensación por daños y otra cuantía por enriquecimiento ilícito, supervisión negligente y por infligir daños emocionales intencionados
Los niños empezaban a trabajar por salarios ínfimos de hasta dos dólares diarios en puestos de gran dureza física en los túneles excavando para extraer las rocas de cobalto con herramientas precarias y en total oscuridad. Algunos de los niños de las demandas murieron en hundimientos de túneles y otros han quedado paralíticos o con secuelas permanentes tras sufrir accidentes a cambio de salarios de entre uno y dos dólares diarios.
“Somos unos hipócritas”, porque si no lo fuéramos, si realmente quisiéramos ser como el bueno de las películas, como los héroes reales cuyas vidas observamos desde el sillón de casa en los documentales, porque si no justificáramos a nuestros políticos, nuestras compras, nuestras vidas o incluso nuestros actos más ruines, quizás, y solo quizás, la historia actual no sería tan triste. Y, por supuesto, nos incluimos en ese “nosotros” que está permitiendo que el sufrimiento y muerte de millones de personas no sea suficiente para iniciar los pasos del cambio social.
El negocio del coltán: esclavitud
Desde hace un tiempo, en la oficina de Diseño Social sólo usamos Fairphone. No es el mejor móvil. La cámara es una auténtica chatarra. Pero no lo cambiaríamos por nada. Es un teléfono diferente por su filosofía y proceso de creación, ya que presume de ser un dispositivo responsable con todos los recursos y personas implicadas. Un producto de código abierto y transparente, en el que se eligen materiales “libres de conflictos”, o lo que es lo mismo, con ellos no se van a sufragar organizaciones militares.
El negocio del coltán, el mineral que se emplea en la fabricación de millones de dispositivos, beneficia a grupos armados que controlan las minas de algunas regiones de la República Democrática del Congo, país que concentra cerca del 80% de las reservas del mineral utilizado para la fabricación de dispositivos móviles. Y alguien que denuncia esta realidad desde hace tiempo es Caddy Adzuba.
Y como siempre, los niños y mujeres están en los eslabones más bajos de esta cadena de explotación y tortura. Ellas son mutiladas, maltratadas y despojadas cualquier oportunidad de salir de esa espiral de torturas. Las violaciones y demás agresiones sexuales que sufren las mujeres en la República Democrática del Congo por parte de los rebeldes durante el conflicto aún vigente va más allá de lo estrictamente físico, se trata de una forma de someter a una sociedad y de causar heridas irreparables.
Conectados por la hipocresía
Sin embargo, para periodistas como Caddy Adzuba todo esto no sucedería si los rebeldes no tuvieran la complicidad de occidente: “¿Quién es el salvaje, el que comete los crímenes o quienes les dan las armas? Nosotros morimos para que ustedes puedan tener sus smartphones”, dijo en sus últimas conferencia en España señalando con el dedo a los asistentes. “Las mujeres mueren a cada segundo y son violadas por culpa del progreso tecnológico”.
Las innumerables historias que hay detrás del conflicto, que también es conocido como uno de los mayores genocidios que se producen en la actualidad. En ellas se puede ver cómo las botellas de plástico derretidas o las cuchillas son sólo algunas de las formas en las que las mujeres son agredidas sexualmente y también cómo las matanzas de bebés son algo desgraciadamente común.
En la República Democrática del Congo, miles de menores se ven obligados a cargar sacos de arena para ganar apenas unos céntimos con los que comprar algo que comer. En concreto, 50kg de arena para ganar 0’60€. ¿Imaginas a un niño en nuestro país transportando 50kg de arena para poder pagarse una barra de pan? Es impensable, ¿verdad? No podemos consentir que estas situaciones ocurran, pero por desgracia es una realidad en muchos lugares del mundo.
Todos somos responsables de un consumo ético
Para Caddy Adzuba, lo más grave no es sólo nuestra falta de responsabilidad en la compra de terminales electrónicos, sino que además, cuando esa población indefensa intenta salir del Congo y evitar las torturas de un conflicto que ha sido provocado por los intereses que las multinacionales han llevado a su país… al conseguir llegar con vida atravesando el mar les llamamos “inmigrantes clandestinos” que quieren aprovecharse “de nuestro estado del bienestar”.
Muchos pedimos que empresas como Apple, Microsoft o Samsung que se aseguren de no usar productos extraídos por mano de obra infantil pero parece que prefieren seguir inflando sus bolsillos. ¿Nos ayudas a que esto cambie?
Fuente:https://muhimu.es/pobreza-desarollo/coltan-caddy-adzuba/?fbclid=IwAR2D2MOiK0T7zdW5YaAjwIwI1a75LjUaAWW35hZllVyQcDoRrUv4K4LKRQI