La arrogancia e impunidad que ha sostenido la empresa minera canadiense Excellon Resources contra sus trabajadores de la mina La Platosa y contra los ejidatarios de La Sierrita, en el estado de Durango, ha provocado un nuevo elemento en la confrontación. Diversas firmas e instituciones canadienses decidieron retirar sus inversiones en esta empresa por el manejo arbitrario, ilegal y contrario a los derechos humanos con que se han conducido sus operadores en México, lo cual constituye el más duro comentario hacia su conducta en este enclave minero.
Simplemente, sus financieros se han inconformado por la ilegalidad de las actuaciones de Excellon y se van de la compañía en una actitud duramente crítica contra el torpe manejo de esta empresa. El de Excellon y sus dirigentes, tanto en Canadá como en México, es un caso de verdadera obstinación. En 2008 esta compañía firmó un contrato de arrendamiento de tierras con los ejidatarios de La Sierrita para usos mineros de la empresa, que los ejidatarios cumplieron, pero que la compañía se negó desde un principio a satisfacer, lo cual equivale a un robo que los campesinos con gran dignidad naturalmente no aceptaron.
Casi al mismo tiempo, la empresa entró en conflicto con sus trabajadores, quienes por medio de un paro de actividades, desde el 5 de julio de 2012, postularon que la empresa debía respetar su libre decisión de pertenecer al Sindicato Nacional de Mineros, que ella se niega a reconocer. Estos hechos derivaron en la atrocidad de que, el 29 de agosto de ese mismo años, Excellon, coludida con autoridades federales y de Durango, invadió la mina La Platosa y el ejido La Sierrita, con soldados y policías fuertemente armados.