Una vez más, la violencia contra poblaciones campesinas aparece en el accionar minero. En Perú, continúan los reclamos por las agresiones sufridas a fines de diciembre pasado en, la zona de Espinar. La empresa pretendía robar el agua de las comunidades a través de la construcción de canales.
Campesinos de Espinar reclaman por maltratos a empresas Glencore y Carlyle Group
Con cascos y escudos agentes de seguridad de la firma Liderman agredieron a mujeres que protestaban por la presencia de maquinaria pesada. Liderman es de propiedad de la norteamericana Carlyle Group y la suiza Glencore es dueña de la mina Antapaccay, área donde se registraron los hechos.
Campesinos afectados por las agresiones de los agentes de seguridad privada de la empresa Liderman que se registraron durante el enfrentamiento que se produjo el 29 de diciembre último, identificaron a los responsables de los hechos violentos ante la Fiscalía Penal de Prevención de Delitos de la provincia cuzqueña de Espinar.
Las comuneras Francisca Umasi Ihui y Vidal Coaquira Umasi señalaron que el personal de seguridad de la mina Antapaccay -adyacente al lugar de los hechos- llegó en compañía de maquinaria pesada que comenzó a remover las tierras de un área que afirman es de su propiedad desde hace muchos años.
Cuando intentaron impedir que continuaran con la usurpación de sus terrenos, fueron violentadas por los agentes de seguridad de la compañía Liderman, de propiedad del fondo de inversiones estadounidense Carlyle Group, que presta servicios para la mina Antapaccay, una de las mayores inversiones de la multinacional suiza Glencore.
Según la denuncia de la ONG Derechos Humanos Sin Fronteras, varias mujeres enfrentaron a la Policía para defender sus tierras. Los agentes las empujaron, patearon e insultaron. Tres mujeres resultaron heridas con golpes: Rocio Huaquira, María Huaquira y Eufrosina Umasi, una de ellas cargaba a un niño en la espalda.
Antapaccay precisó en un comunicado que realizaban trabajos de construcción de canales dentro de los terrenos de su propiedad.
Los pobladores afectados por las agresiones de los agentes de la empresa de seguridad Liderman, recurrirán a la corporación estadounidense de inversiones Carlyle Group por la violenta conducta de sus trabajadores.
Francisca Umasi y Vidal Coaquira atribuyen responsabilidad por los actos violentos y la usurpación de su propiedad al gerente general de Antapaccay, Edgardo Orderique Luperdi; al gerente de Relaciones Comunitarias de la misma mina, Edwin Amoretti Hernández; y al jefe de Seguridad de la minera, Jesús Zea Soto.
La República consultó sobre este caso a Glencore, pero respondieron que no harían comentarios.
CONDUCTA INACEPTABLE
“Somos poseedores del predio denominado Anexo Juto desde hace más de 25 años, por lo que tenemos ganado vacuno, ovino, auquénido y animales domésticos en nuestra posesión. El 29 de diciembre nos encontrábamos pastando nuestro ganado en Juto cuando aparecieron dos camionetas de las que bajaron personas con uniformes de la empresa Liderman, quienes prestan seguridad a la mina”, relatan Francisca Umasi y Vidal Coaquira en la denuncia ante la fiscalía de Espinar.
“(Los agentes de seguridad) de Liderman a viva voz nos han amenazado de muerte, diciéndonos: ‘Los vamos a matar como a perros’, ‘Vamos a botarlos de esta propiedad’ y ‘Nosotros cumplimos órdenes de la mina’. Nos han causado daño al intentar despojarnos de nuestra propiedad”.
Imágenes captadas por el periodista cuzqueño Vidal Merma, que se encontraba en el lugar de los hechos, corroboran que Francisca Umasi y Vidal Coaquira fueron maltratadas por agentes de Liderman, una compañía comprada en 2014 por Carlyle Group, y que presta servicios para Antapaccay, una reciente y cuantiosa inversión minera de Glencore en el Perú.
Provistos de cascos y escudos, los agentes de Liderman jalonearon y lanzaron a la tierra a las mujeres, una de ellas cargaba a un niño en la espalda. Incluso se les observa lanzando piedras.
El comportamiento agresivo, violento y prepotente de los agentes de seguridad violan claramente los códigos de conducta de las grandes corporaciones Glencore, propietaria de la mina Antapaccay, y de Carlyle Group, dueña de la empresa de seguridad Liderman. Después de difundidas las imágenes de las agresiones hacia las campesinas Francisca Umasi y Vidal Coaquira, las multinacionales no se han pronunciado.
Las denunciantes señalaron que las hostilidades no son recientes. El 29 de marzo de 2018, se presentaron en el terreno los funcionarios de Antapaccay Enrique Arias y Norman Vera, “quienes se comprometieron a no causar problemas y a llevarse bien con los vecinos y que luego conversaríamos”. Pero al día siguiente, agentes uniformados de Liderman irrumpieron en el terreno de los comuneros y lanzaron amenazas como: “Hoy los vamos a botar de la propiedad de la mina” y “Los vamos a matar si no salen”.
Pero esta vez (por el 29 de Diciembre) llegaron acompañados de policías: “Eran como 10 policías y junto con nuestros parientes les preguntamos qué hacían ahí a lo que respondieron: ‘Los vamos a botar de aquí porque esto es de propiedad de la mina, nosotros venimos por orden de la mina’, y el personal de Liderman nos volvió a amenazar”.
NO ES LA PRIMERA VEZ
Las agraviadas han denunciado a los funcionarios de la mina por los presuntos delitos de usurpación y contra la vida, el cuerpo y la salud. Señalaron que como resultado de la incursión de la maquinaria pesada, su propiedad ha sido gravemente afectada.
“Con la remoción de la tierra han malogrado los pastos naturales y la alfalfa, nuestros sembríos. Además, nos han cerrado el paso para recoger agua del río para nuestro consumo y para nuestros animales”, manifestaron en la denuncia ante la Fiscalía de Espinar.
Reynaldo Umasi Ramos, en representación de los afectados por los actos de violencia en Antapaccay, anunció que los campesinos informarán directamente a las autoridades de Glencore y Carlyle Group sobre la violenta conducta de los agentes de seguridad de Liderman que la emprendieron a golpes a las mujeres que protestaban.
Fuente:https://noalamina.org/latinoamerica/peru/item/42485-mujeres-campesinas-agredidas-por-glencore-y-carlyle-group