11 de julio de 2012
Puerto minero La Herradura, en el lado ecuatoriano de la frontera. Los sacos blancos y azules contienen roca mineral con oro, extraída del Perú.
Daños. Dos kilómetros de túneles fueron detectados en los dos últimos años, cavados por mineros informales ecuatorianos, que se infiltran en territorio peruano para sustraer roca con contenido de oro. Ahora empiezan a contratar peruanos.
Edmundo Cruz/
Las alertas repetidas sobre el aumento de las infiltraciones de la minería informal ecuatoriana por el lado peruano de la Cordillera del Cóndor obligaban a hacer algo al respecto, tal vez a hacer un viaje repentino para confirmar o descartar esos rumores.
Así lo entendió Manuel Díaz Nashpa, alcalde del distrito Huampami, capital de El Cenepa, y el jueves 21 de junio partió a la Cordillera del Cóndor.
La autoridad se puso como objetivo llegar al Puesto de Observación El Tambo del Ejército Peruano (PO El Tambo), escenario histórico del conflicto de Falso Paquisha (1981), situado sobre la línea de frontera; no imaginó que al día siguiente, viernes 22, iba a arribar al mismo punto una delegación de nativos de la Organización para el Desarrollo de las Comunidades Indígenas del Alto Comaina (ODECOAC).
Todos querían saber si por esa zona se sustraía oro.
Pero Díaz había escuchado algo más, que por esa parte de la frontera también se había acentuado el tráfico de madera, concretamente de cedro rojo, e iba a aprovechar la travesía para confirmarlo.
El alcalde utilizó la ruta aérea rápida que da la vuelta por Ecuador, aterriza en Zamora e ingresa al PO El Tambo por territorio vecino.
El grupo de ODECOAC, cinco awajunes o aguarunas del Comité de Vigilancia de esa organización, debió surcar ríos y montes una semana pa ra llegar al mismo punto. Todo lo cual da una idea de lo remoto del puesto militar de observación.
Al llegar, los reportes resultaron desalentadores: en los dos últimos años en la zona de El Tambo, entre las quebradas Rodríguez y Chávez, fueron taponeados 2 kilómetros de túneles abiertos por mineros informales vecinos.
El daño ecológico se detectó durante el cierre de operaciones de un proyecto de la Compañía Minera Afrodita. Se contaron 147 pasivos ambientales que correspondían a la minería informal ecuatoriana.
Tres cuartas partes eran «bocaminas superficiales» y la cuarta parte restante «bocaminas profundas», túneles de 21 a 171 metros de fondo que en total sumaban dos kilómetros.
Pero según los partes de los militares del PO El Tambo, las únicas autoridades existentes a uno y otro lado de la frontera, la estadística ha crecido recientemente; y no parece haber solución efectiva para evitarlo.
Cuando los infractores son detectados se les detiene, mas de acuerdo al reglamento militar han sido y deberán seguir siendo entregados al teniente del puesto ecuatoriano. Se desconoce el proceso que se les sigue a los intrusos, lo real es que las infiltraciones aumentan.
MANO DE OBRA PERUANA
La novedad reciente es que la minería informal ecuatoriana ha empezado a usar mano de obra peruana para sus incursiones ilegales, pues se aprovecha que nuestros compatriotas tienen ciertas ventajas.
Para apresar informales peruanos, el personal del PO El Tambo tendría que descubrirlos en los túneles y con las manos en la roca. Si esto fuera así, juzgarlos implicaría trasladarlos a Huampami (capital del distrito) o a Santa María de Nieva (capital de la provincia Condorcanqui), donde recién podría contarse con un fiscal. Como ya se ha descrito, las vueltas y el tiempo a invertir complican todo el proceso.
Es por eso que la ODECOAC nativa haya resuelto mantener y relevar a su grupo de delegados en el PO El Tambo con el fin de reforzar la vigilancia.
BASE DE OPERACIONES
La minería informal ecuatoriana en la Cordillera del Cóndor surgió hace 30 años. Desde entonces el distrito minero La Herradura y el poblado La Pangui, a 30 y 50 minutos de caminata de El Tambo, fueron transformándose en base de operaciones.
Hoy operan en la zona unos 800 efectivos. De ellos, grupos de 8 a 15 informales parten intermitentemente en horas de la noche armados con picos, cuñas, combas y taladros para abrir túneles y romper la roca mineralizada en el lado peruano del Cóndor.
Llevan comida para varios días y bolsas de plástico donde transportan el material sustraído. La Herradura y La Pangui se encargan de extraer el oro de la roca mediante un tratamiento que utiliza mercurio.
NO SoLO EL TAMBO
El Puesto de Observación El Tambo, en las alturas de la Cordillera del Cóndor, es una extensión del Puesto de Vigilancia Nº 4 (PV4). El puesto base tiene su sede en la parte baja de la montaña, a 2 horas de camino.
Pueden existir 6 a 8 puestos de base como el PV4 en la zona cordillerana, y no todos tienen como extensión un puesto de observación de altura sobre la línea de frontera como El Tambo. Pese a que confrontan situaciones de riesgo similares.
El PO El Tambo tenía hasta hace poco una dotación de 8 efectivos, últimamente incrementada a 12, lo cual no está mal, pero esa parece ser la única señal de preocupación del Estado peruano en una zona fronteriza donde el vecino despliega desde años atrás una activa política de fronteras vivas.
La infraestructura del PO El Tambo se montó sobre el Puesto de Vigilancia Cobra construido por Ecuador antes del conflicto de Falso Paqui-sha; y en los últimos años se ha modernizado con el aporte privado de la Minera Afrodita. A cambio, la empresa ha recibido alojamiento y seguridad.
Afrodita es una de las pocas empresas mineras que opera en la zona desde su constitución en 1996.
LA SOCIEDAD RESULTA
Del 2008 a la fecha, la Defensoría del Pueblo ha catalogado a Afrodita como factor permanente de conflicto en El Cenepa, a causa de los proyectos exploratorios de la minera.
«Mis proyectos son legales y se amparan en el Convenio sobre Integración y Complementación Minero-Metalúrgica firmado por Perú y Ecuador en 1998», alega Jorge Bedoya, dueño de la empresa cuestionada.
Para las comunidades nativas, esa actividad es contaminante, inconsulta y se superpone a territorios comunales, en particular al área recortada al Parque Nacional Ichigkat Muja. Además, alegan los nativos, viola la Constitución, que en su artículo 71 prohíbe otorgar concesiones a extranjeros en zona de frontera.
Cierto, para sortear este impase Afrodita ha actuado asociada a la transnacional canadiense Dorato Resources. La minera peruana aportaba las concesiones con títulos nacionales, en tanto su socia corría con el financiamiento. En compensación, Dorato se reservaba derechos prioritarios sobre la propiedad de la empresa en caso las exploraciones descubrieran yacimientos de gran potencial como para montar megaproyectos tipo Conga.
Pero, al final, los hallazgos geológicos no llenaron las expectativas de la financista y la sociedad se acabó el 30 de abril último. Aunque, ojo, los socios mantienen al día los títulos de sus concesiones en la codiciada Cordillera del Cóndor.
Transnacional Dorato controla 74% de concesiones en la frontera
Al valorar las concesiones de su ex socia Afrodita en El Cenepa, Dorato Resources confesó: «Este bloque representa menos del cinco por ciento del total de las 106 mil hectáreas de concesiones mineras controladas por Dorato en la Cordillera del Cóndor» (nota de su portal).
Hecha la resta (menos 5.000 ha de Afrodita), quiere decir que la transnacional canadiense retiene el 74 % de títulos de concesiones sobre zona de frontera.
La concentración se confirma con la información del Catastro Minero (ver mapa). El mayor concesionario peruano acapara el 51% de hectareaje en concesiones, y los dos primeros juntos el 61%.
Dorato es una transnacional con matrícula en Vancouver, Canadá. Su principal accionista es peruano, Carlos Ballón Barrantes (14,1% del accionariado), hijo del recordado promotor minero David Ballón Vera, secuestrado y asesinado por el MRTA.