Algunos medios de comunicación, diferentes gobiernos internacionales y aun el de Colombia han buscado de una u otra forma desvirtuar la minería ilegal, cosa que me parece interesante y por otro lado han buscado jurídicamente legitimar la minería, generando cortinas de humo por medios publicitarios amparados con posibles estudios científicos declarando que la minería legal no perjudicaal medio ambiente ni a los recursos naturales.
Las industrias mineras son capaces de explicar que ox proyecto aun generando daños ambientales, posee Licencia Ambiental y más aun están cumpliendo con la Ley. En este caso, si existiré contaminación, la única responsabilidad en mención por omisión es del Estado, a cargo del Ministerio del Medio Ambiente. En este caldo de ideas, se puede observar que la minería legal o ilegal de manera industrial afecta el medio ambiente, los recursos naturales y la convivencia pacífica de los pueblos originarios y de los campesinos.
Desde una óptica real podríamos afirmar que «la minería industrial afecta de la paz de Colombia», posee una política donde el minero Colombiano de pico y pala, pocas oportunidades alcanza para competir con la minería industrial, especialmente cuando los gobiernos colombianos han dejado al gremio minero desamparado de apoyos necesarios para que se desarrolle a una escala en que pueda cumplir con lo mínimo de lo que el mismo Estado le exige en lo laboral y lo ambiental. Cosa difícil de desvirtuar cuando por los medios observamos que niños que en vez de asistir a una escuela acuden a explotar diariamente una mina de carbón u oro, desde luego los daños ambientales gradualmente no son diferentes a los de la minería legal, actividad arrasa con los bosques nativos de la Amazonia, finalmente resulta en un conflicto social patrocinado por la democracia de los congresistas de la amada y atropellada patria.
No cabe duda que la minería y en esencia sus productos derivados para la humanidad se ha convertido en una necesidad importante para su vida y es preciso que muchas personas continúen trabajando en este gremio que actualmente concentra una grave crisis ambiental y social, toda vez que el gobierno no introduce en este campo verdaderas herramientas de apoyo a la minera artesanal, donde sagradamente puede generar un significante número de empleos con todas las condiciones laborales como se merecen nuestros mineros de pico y pala. En cuanto a la minería Industrial se podría traducir en un negocio sagrado para el capitalismo entre los que conocen la materia, con responsabilidad del mismo gobierno cuando existen intereses personales y desde luego estas composturas se traducen en arrasar la naturaleza y en ciertos casos como se da una lectura internacional a la materia en desaparecer a toda persona que se interponga en el camino, donde ni los Derechos Humanos Internacionales son respetados.
Como Putumayense podría decir que la minería en todas sus formas en el Departamento posee una crisis que va en contra de la paz como derecho fundamental conexo a la vida digna, y lo único cierto es que aquellos mineros de base o de pueblo, tanto el gobierno nacional, local y las autoridades ambientales (Corpoamazonia) y la Policía, NO pueden ir en contra de su sustento diario, arrebatarles la cuchara de la boca y dejar a sus hijos con una lánguida hambre y durmiendo a la intemperie al alcance del terror de la violencia. Y es así como se aprueba que las industrias mineras extranjeras puedan acumular esos capitales para pocos particulares que no se duelen ni de nuestra gente, ni mucho menos del medio ambiente o los recursos naturales o de la paz. Menos aun si este conflicto de la minería pueda generar víctimas violentas donde la sociedad civil es la más afectada y que bajo sus derechos se violen los pocos existentes en este territorio ya que no hay una salud digna, una educación superior de calidad ni en las curvas, existe una seguridad que se esfuma en cada puntillazo de los Consejos de Seguridad y laboralmente como indicador social en nuestras calles se observa una invasión e inclemencia en el trabajo en las ventas ambulantes legitimadas por los unos y por los otros, asimismo el aumento del micro tráfico a las narices de las autoridades o porque no decir dentro de ellas, en pocas palabras labores certificadas por la misma guerra a quienes el mismo Estado por omisión les ha quitado sus derechos fundamentales, su familia, su vivienda, sus tierras, su cultura, su trabajo, sus piernas o brazos, sus amores y hasta su mismísimo dios, desgarrando hábilmente de su cuerpo su alma y su corazón.
Para ser más claro u oscuro sobre los problemas de la minería que adversamente existen en el Putumayo, entre ellos podemos observar los vuelos que llegan al Aeropuerto Cananguchal del Municipio de Villagarzón, en su mayoría de pasajeros son seres extraños que laboran en las empresas petroleras, que de seguro tienen las mismas o más necesidades que nuestra gente del Putumayo, situación que nos genera conflicto social en el territorio productor de Petróleo y con tanta necesidad laboral es invadido por extraterrestres que sólo vienen y van y a nuestra tierra sólo le quedan problemas sociales como hijos abonados y madres solteras del personal petrolero o del ejército que cuida sus infraestructuras y lo peor a futuro los graves problemas de salud por posibles daños ambientales, como en el caso de quema de gases desconocidos en las estaciones petroleras, los que pueden ser altamente peligrosos a largo plazo y Villagarzón actualmente (2014) podría soportar esta situación sin ningún calculo sanitario o ambiental.
Bueno este es el país del Sagrado Corazón de Jesús, sólo nos queda rezar, donde el silencio o la sumisión son la única defensa de nuestros coterráneos, sino observemos nuestras calles de nuestro amado Mocoa, cada vez tenemos nuevas piscinas olímpicas para deporte extremo como obras sociales de las petroleras, quienes cumplen la Ley, poseen en regla todas sus licencias ambientales o legitiman con el Ministerio del Interior hasta las consultas previas de las comunidades indígenas, afro o negras, quienes poco a poco gracias al petróleo gradualmente han perdido su identidad cultural ancestral, donde el olor al petróleo tristemente hay que mendigarlo hasta para las ambulancias que tratan de salir del Putumayo en busca de salvar una vida, que poco o nada les puede importar a las empresas petroleras o mineras que se han asentado e enriquecido del Putumayo indomable, un Putumayo que no es de ni la guerrilla, ni de los paras, ni mucho menos del gobierno quien incumple la Constitución Nacional. Como no es de nadie, es por eso queencillamente algunas multinacionales vienen y hacen lo que quieren tanto con el pueblo, con la propiedad, sus tierras, su aire y sus aguas,aun las subterráneas, de las cuales no conocemos su inventario en la Amazonia colombiana.