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Perú

Minería ilegal ocasiona daños irremediables en zonas protegidas de Madre de Dios

mineriailegalTambopata en sobrevuelo. Foto: Sernanp

– Comunidades presentarían niveles de mercurio tres veces por encima del límite máximo permisible internacionalmente. Experto no descarta que en un futuro el Perú afronte demanda por permitir que mercurio afecte la vida en otros países.

Un informe del diario La República divulgado hoy demostró cómo la minería ilegal que emplea insumos químicos como el mercurio se ha apoderado de importantes extensiones en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, en la región Madre de Dios.

Hasta este lugar llegaron, además de periodistas, representantes del Ministerio del Ambiente (Minam) quienes dieron fe de la existencia de nuevas zonas afectadas por la ilegal actividad en la región.

Una de ellas se ubica en el límite entre Cusco, en la zona de montaña del distrito minero Quincemil, y Madre de Dios, donde se halla un enclave minero que opera a través de compañías extranjeras.

Otra zona identificada es Huepetuhe, que alberga gran cantidad de mineros informales desde hace varios años. Una tercera zona es la que corresponde a las comunidades nativas del Alto Madre de Dios, como la Reserva Comunal Amarakaeri (RCAM), y las que se ubican en la cabecera del río Malinowski.
La RCAM se ubica en los distritos de Fitzcarrald, Manú, Madre de Dios y Huepetuhe, en la provincia de Manú. Según el informe periodístico en esta zona se extienden de manera incontenible los principales focos de minería.

En el caso de zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, los mineros al servicio de las mafias de la extracción de oro -que trabajarían de la mano con el narcotráfico- ya no solo se encontrarían en esta zona sino que habrían ampliado su radio de acción a la misma reserva.
El acelerado crecimiento de la actividad minera en Madre de Dios

A inicios de la década del 90, la zona afectada por la actividad minera no superaba las 900 hectáreas en Madre de Dios. En el 2000, la cifra ascendió a 6,254 hectáreas y en el 2011, según cifras del Ministerio del Ambiente, la zona impactada por la minería alcanzaba las 32,750 hectáreas.
Este impacto se registra entre las zonas de Huepetuhe, Delta y Guacamayo, este último ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva de Tambopata.

Tal como recuerda José de Echave, de la asociación CooperAcción, en su artículo: “Ay Madre de Dios“, en los últimos años más de cinco mil hectáreas en la zona de amortiguamiento de la citada reserva han sido ocupadas.

En este espacio el avance incontrolado de la minería ha ocasionado que los cauces de ríos sean alterados irremediablemente por el uso de maquinarias que están prohibidas.

A ello se suman los daños los ocasionados por el uso de mercurio que impacta directamente y de modo persistente en la población indígena.
Según el reconocido ecólogo tropical Luis E. Fernández “en todas las comunidades de Madre de Dios se presentan niveles (de mercurio) tres veces por encima del límite máximo permisible internacionalmente”.

Esto quedó demostrado luego que se analizaron muestras de cabello de más de 1.000 personas de distintas comunidades de la región.
En entrevista con el diario El Comercio, sostuvo que los altos niveles de mercurio y metilmercurio, se debe al consumo de pescado contaminado.
Para el experto, los niveles altos de mercurio en la población tienen su causa en la minería ilegal. Precisó que en Madre de Dios el mercurio también se encuentra en el aire (donde lo queman), y más aun en las zonas donde hay tiendas de compra y venta de oro ilegal.

Indemnización multimillonaria
Aunque aún es prematuro afirmarlo, el Perú podría ser demandado por daños ambientales internacionales y obligado a pagar una indemnización multimillonaria por permitir que el mercurio de la minería ilegal que se desarrolla en su jurisdicción afecte la vida de otros Estados.

Esto es posible ya que nuestros ríos se comunican con el resto de países amazónicos y que el mercurio es un metal que nunca se disuelve, sino todo lo contrario, se acumula a través de la cadena trófica en los peces, así como en las personas y fauna silvestre que se alimentan de ellos.

Este peligroso escenario para el Perú fue recreado por el abogado experto en Derecho ambiental Lorenzo de la Puente Brunke en un artículo publicado la semana pasada en el diario Gestión.

El abogado sostiene que la demanda “podría interponerla un país amazónico o de la cuenca del Atlántico que advierta las consecuencias de ‘nuestro’ mercurio en su territorio”.

Pero esta realidad no es tan lejana. Él mismo señala que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ya ha recibido este tipo de demandas cuyo fundamento último está expresado en el principio 21 de la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de 1972.

Según el mismo, el Perú “tiene el derecho soberano de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política ambiental” pero también tiene “la obligación de asegurar que las actividades que se lleven a cabo dentro de su jurisdicción (…) no perjudiquen al medio de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda jurisdicción nacional”.