Los sectores, en general, necesitarían un 40% más de energía en dicho año.
Los requerimientos de energía que tendrá la actividad minera en los próximos años reflejan la fuerte dependencia de ésta hacia el sector eléctrico. Sobre la base de las estimaciones de consumo por niveles de actividad sectorial y la materialización de los proyectos mineros en carpeta de 2012 a 2020 de Cochilco, la minería aumentaría desde 21,3 TWh (tera-watts hora de electricidad) a 31,3 TWh el uso de energía en sus procesos productivos.
También provocaría un consumo adicional de agua de casi 7 m3 por segundo en zonas de fuerte escasez hídrica, razón por la cual se requerirían plantas de desalinización que, a su vez, involucran un fuerte consumo de energía (8,4 TWh). De este modo, el 50% del aumento en la producción minera demandaría un 86% más de energía eléctrica, lo que provocaría un incremento de 40% en la demanda a nivel nacional. El comercio necesitaría un 17% adicional, mientras que la industria y la agricultura un 13% y 11%, respectivamente.
A juicio de Javier Bustos, académico e investigador de la Universidad Mayor, “el problema del suministro eléctrico para los clientes mineros se disfrazó mucho tiempo por los precios altos del mineral. Mientras el precio era alto, por más que subía el costo de suministro, no importaba. Ahora que estamos en unas circunstancias donde los precios están altos, no se consiguen contratos de suministros porque no hay nueva capacidad de generación. Desde 2007 que los contratos entre las eléctricas y las mineras se han empezado a indexar a costo marginal, por lo que el riesgo de generación se traspasó al cliente y recién en ese momento las empresas reaccionaron”, explica.
Para atenuar las efectos negativos del alza de los costos, el Plan de Acción de Eficiencia Energética 2020 del Ministerio de Energía ha diseñado iniciativas para lograr un 12% de ahorro energético en las proyecciones de consumo eléctrico. El estudio ha concluido que aplicando dicha reducción para minería e industria, la proyección de consumo eléctrico reduciría su incremento a un 30% respecto de la situación del 2012. Así que aun considerando un efecto de eficiencia energética, el impacto sigue siendo relevante.
Ante la coyuntura, el experto respalda la idea de investigar medidas para desarrollar capacidad de generación en el corto plazo y la ejecución no sólo de proyectos renovables, sino que de todo tipo. “Al punto al que se ha llegado requiere de un conjunto de soluciones que permitan asegurar suministro complementando con eficiencia energética”, mantiene. “El hecho de que se interconecten y se desarrollen centrales en cualquier parte del país -continúa- beneficiará al conjunto de Chile. También hay que pensar si vale la pena interconectarse con otros países”.