Contaminación ambiental y enfermedades, el resultado de años de explotación minera en La Unión
En el extremo oriente del país, el cantón San Sebastián, jurisdicción de Santa Rosa de Lima en La Unión, es fiel ejemplo de un olvido extremo por parte de las instancias públicas, pese a estar al pie de la mina de oro más prolífica del país.
Una mina explotada por la compañía estadounidense Commerce Group desde 1968 hasta principios de la década de los 80 y de la cual se alega haber extraído un total de 7 mil millones de dólares en oro, de los cuales no se observa ningún beneficio para la comunidad.
La lista de tribulaciones es larga en San Sebastián: El color azufrado de las aguas del rio San Sebastián, da una deprimente bienvenida a una comunidad que de acuerdo a sus habitantes, solo es visitada cuando candidatos a diputados y alcaldes buscan el voto.
El nivel de acidez que presentan estas aguas (pH entre 4 y 5 puntos) hace imposible su consumo humano, comenta la investigadora Cidia Cortez del Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM).
De acuerdo a Cortez, la roca sulfurosa arrastrada desde la mina, que además tiene altas cantidades de hierro, vuelve rojizas las aguas al entrar en contacto.
Empero, los animales siguen abasteciéndose de estas aguas y se teme que a través de la cadena alimenticia, las sustancias nocivas que arrastra la mina estén entrando en el organismo de las personas.
Cortez hace ver además otro detalle: Rio arriba, el espejo de agua es un poco más claro por lo que la gente la ocupa con un poco más de confianza, pero afirma que está igual de contaminada.
“La broza de la mina está esparcida en toda la zona y el adobe de algunas casas es hecho con la broza”, agrega.
“Acá la gente es consciente de los daños, pero algunos se muestran indiferentes”, dice por su parte Humberto Cruz, del Comité de Medio Ambiente de Santa Rosa de Lima.
Cruz explica que otro problema de la comunidad es la contaminación de los suelos a causa del sulfuro, por lo que no se pueden usar para cultivo.
A causa de este fenómeno, Cruz expresa que muy pocas personas trabajan en agricultura y se van para otras parcelas en las afueras del cantón. Aparte de esto, otras personas se trasladan a Santa Rosa de Lima a trabajar en el sector servicios.
Este activista señala además que ha habido intentos en el pasado de otras empresas de retomar la actividad minera intensiva, pero que la lucha de las comunidades lo ha impedido.
“Aquí han venido varias empresas a tratar de explotar, pero sabemos que son las mismas personas que se cambian de viñeta y sostener que ellos son nuevos, pero quienes hicieron el daño son otros”, asegura Cruz.
Pese a que no hay explotación minera a gran escala, los “güiriceros” son un elemento particular de este entorno.
Los “güiriceros” separan oro de manera artesanal con un solvente a base de mercurio sin la protección debida y de la misma forma ingresan a la mina, sometiéndose a altas temperaturas.
Otro de los dramas es el acceso a agua potable a través de otras fuentes. Luis Alonso Blanco, habitante de la zona, declara que en verano los pozos no se pueden usar y que la única fuente de agua útil proviene de la “superficie” de los pozos, solamente en invierno.
Por lo general el agua de pozos, explica Blanco, solo es usada para lavar trastes y ropa, por lo que se ven en la necesidad de comprar barriles de agua para consumo a un costo de dos dólares con cincuenta centavos.
Los especialistas de CEICOM mencionan que los contaminantes en el agua y el suelo están relacionados principalmente con insuficiencias renales y el raro síndrome Guillain–Barré, que afecta mortíferamente el sistema nervioso.
Reportes en la zona retomados por CEICOM, hablan de 6 casos conocidos de dicho síndrome en la comunidad, la cual consta de 3 mil habitantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el nivel de eventualidad de este síndrome es de un caso por cada 100 mil habitantes.
Demandas vienen y van
Commerce Group dejó abandonadas sus operaciones en la mina San Sebastián en 1983, dejando como legado la contaminación que se expande gradualmente en tres décadas de abandono.
En 2006, el Estado salvadoreño negó a Commerce Group el derecho para seguir operando en San Sebastián, por lo que la minera contraatacó con una demanda por 100 millones de dólares ante el El tribunal del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
En su demanda argumentaba que el Estado salvadoreño le había denegado la facultad para extraer un estimado de 3.5 millones de onzas de oro que aun yacen en la mina.
En el mercado internacional, la onza de oro se cotiza en el mercado de Nueva York a 1480 dólares.
Humberto Cruz detalla que al ritmo de la explotación minera actual, la mina San Sebastián quedaría drenada en alrededor de 8 a 10 años.
En marzo de 2011, el CIADI desestimó la demanda de Commerce Group, debido a que no atendió los procedimientos sobre el mismo caso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador.
En 2009, la empresa canadiense Pacific Rim interpuso una demanda por 77 millones de dólares, argumentando los gastos de inversión en los que incurrió, desde 2005, para la exploración minera en la Mina el Dorado, en Cabañas. Dicha mina posee cerca de un millón 400 mil onzas de oro.
El CIADI desestimó en 2009 dicha demanda y en junio de 2012 dictaminó que el litigio se resolvería con base a la Ley de Inversiones y no bajo el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC), como la compañía minera esperaba
A principios de abril, la subsidiaria en Estados Unidos de la minera canadiense, PacRim Cayman LLC, aumentó el monto de la demanda contra el Estado salvadoreño por 315 millones de dólares.
La intervención de Pacific Rim en el departamento de Cabañas ha sido objeto de conflictos contra quienes se oponen a dichos proyectos y ya se han denunciado en el pasado varios asesinatos de activistas y amenazas de muerte.
Entre 2009 y 2011 se contabilizan 4 asesinatos de elementos del Comité Ambientalista de Cabañas (CAC), principal opositora a los proyectos mineros en la zona. La situación ha llegado a tal punto que el Senador Estadounidense Patrick Leahy (Demócrata por Vermont) expresó su preocupación por la muerte de activistas ante el presidente estadounidense, Barack Obama.
Una expresión de Humberto Cruz es muy elocuente, ante las demandas que enfrenta El Salvador por negarse a habilitar la extracción minera: “¿Cómo es posible que demanden, para dejar los ríos así?”.