México es uno de los tres países de América Latina que más conflictos mineros concentra, tanto por cuestiones laborales, como por problemas con comunidades y de contaminación ambiental, indica el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), creado desde 2007 por 40 organizaciones civiles de la región para defender los derechos de las comunidades afectadas por la industria extractiva.
Un estudio del observatorio sostiene que América Latina volvió a ser destino primordial de la inversión extranjera para la minería a raíz de la multiplicación de tratados de libre comercio porque las grandes empresas obtienen enormes ganancias en el sector gracias a su producción de poco valor agregado, además de que dichos acuerdos les ofrecen mucha protección legal.
Hasta la fecha, OCMAL ha contabilizado 200 conflictos en una veintena de países latinoamericanos, de los cuales 34 corresponden a México, es decir 17 por ciento del total, que van desde 1995 hasta 2013. Sólo es superado por Chile y Perú, que concentran 35 casos cada uno.
Grupo México, con la mina Cananea, está incluido en los registros de OCMAL, por la huelga del sindicato minero en 2007 y también por el derrumbe en Pasta de Conchos en 2006, que dejó sepultados a 63 mineros.
“La mina de Cananea opera en condiciones que la están llevando deliberadamente al colapso por los altos niveles de polvo tóxico y gases ácidos a los que están expuestos los trabajadores, que manipulan equipo que carece de mantenimiento adecuado y laboran en un ambiente altamente riesgoso para su salud, porque pueden desarrollar silicosis (una enfermedad respiratoria producida por la inhalación de partículas de sílice)”, indica.
La minera San Xavier es el expediente más antiguo de México que registra la organización, la cual explica que “el cerro San Pedro es en la actualidad un polo de atracción de la minería trasnacional y la empresa San Xavier, subsidiaria de Metallica Resources de procedencia canadiense, aparece como propietaria de la mina mediante New Gold y ha avanzado en su proceso que terminará comiéndose al cerro”.
Otros casos son la contaminación de agua por parte de la empresa Great Panther en Guanajuato desde el año 2000, la contaminación con arsénico en Colula, Guerrero, por parte de la minera Media Luna, el derrame de 50 mil toneladas de sales por Grupo Frisco en Minera María en Sonora o el despojo de tierras de ejidatarios de Huizpo, Chihuahua, por Minefinders, entre otros.