Joshue Uriel Figueroa Blázquez
Los embates constantes de los gobierno estatales y gobiernos federales, que a pesar de la alternancia de partidos en el poder federal y los estados, mantienen el objetivo primordial de las políticas implementadas: no es la máxima de un estado rector y regulador de la economía; ni siquiera la planificación del desarrollo en beneficio de la población; es más bien la constante reiteración del neoliberalismo sobre las decisiones de la población. A estos proyectos no les importan la protección al medio ambiente, ni la salud y seguridad de los habitantes, simplemente se imponen de manera tajante y salvaje bajo la lógica de la inversión privada, el libre mercado, el desarrollo industrial, la modernidad.
Actualmente se mantienen en lucha poblaciones de distintas partes de la Republica Mexicana que se oponen a estas políticas arbitrarias y depredadoras. En Puebla desde hace algunos años se fundó el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA) como consecuencia del saqueo del gobierno de Manuel Bartlett a las poblaciones de Nealtican, Coronango, San Pedro Cholula, Xoxtla, y Cuatlancingo. El gobierno estatal en aquel entonces decidió extraer el agua de las comunidades para alimentar a la ciudad de Puebla, el resultado fue la devastación de los manantiales y actualmente la carencia de agua que sufren municipios, las cuales fueron engañados con el cuento de la modernidad.
Desde entonces surgió una extensa y prolongada campaña de oposición en todo el estado en contra de proyectos, los cuales no consultan a los habitantes de los lugares donde se quieren implantar. Carreteras que destruyen ejidos y pueblos, mineras que explotan los recursos naturales, industrias que contaminan y más recientemente una termoeléctrica de ciclo combinado y un gasoducto de 160 kilómetros en la zona de riesgo volcánico del Popocatépetl, el volcán más activo de América y que representa un peligro para cerca de medio millón de habitantes”; el gaseoducto por un error técnico podría costar la vida de 60 mil habitantes y en caso de erupción, el volcán podría hacerlo estallar costando más vidas. El gaseoducto comienza en Tlaxco, en el estado de Tlaxcala y termina en Huexca, Morelos, transportando 9 mil 161 millones de litros de gas metano al día lo que representa un verdadero peligro para el medio ambiente y las poblaciones cercanas. Sin embargo, intereses económicos y políticos dominan el panorama a pesar del descontento popular. Tal es el caso de la Comisión Federal de Electricidad, quien promueve dicho proyecto, vela por los intereses de dos transnacionales españolas: Elecnor y Abengoa, teniendo un costo de 1600 millones de dolares, dicha termoeléctrica y gaseoducto.
El proyecto consiste en la misma lógica hegemónica de la modernidad, articular una alimentadora de energía basada en la explotación de los recursos para una rama de inversión industrial privada, que poco o nada beneficia a las comunidades sino que las consume de manera cultural, política y económica.
En este sentido las Poblaciones aledañas al volcán Popocatepelt Diecinueve Pueblos de Morelos: Huexca, Los limones, Los Reyes, Zahuatlan, Itztalcihuatl, Mixtlalcingo, Jantetelco, Amayuca, Amilcingo, Zacualpan, Popotlan, Huazulco, Cuernavaca, Cuautla, Xoxocotla, Temixco, Tetelpa, Jojutla y Cerro de la Tortuga. Once Pueblos de Puebla: Santa María Zacatepec, San Lucas Nextetelco, San Mateo Cuanalá, San Diego Cuachayotla, San Francisco Coapa, San Gregorio Zacapechpan, San Bernardino Tlaxcalancingo, San Lucas Atzala, Los Reyes Tlanechicolpan, San Jerónimo Tecuanipan, San Martín Tlamapa, además de un pueblo en Tlaxcala: La Trinidad Tenexyecac. Han asumido cartas en el asunto de manera consciente respecto al peligro y el problema que es necesario enfrentar, aquí es donde el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua juega un papel importante, clave y primordial como organización social que ha logrado consolidar una acción colectiva, la cual consiste en la formación de una opinión crítica sobre la realidad social. La solidaridad como elemento central provocó la movilización no solo física sino intelectual de la población afectada. .
Ahora el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua agrega a su denominación Puebla, Morelos y Tlaxcala, señalando así su expansión progresiva de un movimiento que pretende generar una postura crítica, defendiendo la naturaleza de su tierra y la de su soberanía a través del “reconocimiento de la potencia de su acción comunitaria, alternativa y creadora”.