Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la Primevera. Pablo Neruda
Al finalizar la Huelga de Hambre, los vencidos son los de la acera del frente, pues han apostado por la muerte. Nosotros: Andrés, Ástrid, Bryan, David, Eduvina, Hernán, Jeaneth, Lorenzo, Luis Diego, Ricardo, Rocío, Rosibel, Sara y Víctor, le vamos a la Vida.
También del lado de la Vida están Hilda, Marta, Luz, Roxana, Javier, Sergio, Ana, Marcela, Mario, Laura, Stella, Rodrigo, Adrián, Juan, Franklin, Gilberth, Sigifredo, Sneida, Miriam, Gustavo, Carlos, Leda y tantas otras personas que han mantenido vivo el Campamento.
Oscar Fallas, María del Mar Cordero, Jaime Bustamante y David Maradiaga fueron ecologistas que murieron por la Vida, y en este día les recordamos, les celebramos, y les decimos que su lucha y su muerte no fueron en vano, pues uno de los frutos de su esfuerzo, es la eterna inspiración que llenará el alma de todos aquellos que damos continuidad al trabajo en defensa de la Tierra.
Hoy levantamos el Campamento y damos fin a la Huelga, en medio de un Festival Cultural por la Vida. Es festival, porque nos vestimos de alegría al sentirnos nutridos de esta experiencia y alimentados de nuevas herramientas para luchar por la defensa de la Biodiversidad y del derecho constitucional a un ambiente ecológicamente equilibrado. Es Cultural, porque las tranformaciones que se deben implementar en nuestra realidad, solamente se harán de la mano del arte y la cultura como instrumentos de sensibilización y concientización popular.
Es por la Vida, porque estamos de pie, dispuestos a seguir luchando y organizándonos para defender el patrimonio verde que le pertenece a las generaciones venideras.
El Gobierno y sus superiores pueden estar seguros que las personas dispuestas a exponer su salud por la defensa de los ecosistemas de la Zona Norte, estamos dispuestas a dar mucho más que eso por la defensa de todo un pueblo. La Huelga de Hambre ha sido un esfuerzo enorme; sin embargo para el conjunto de la historia y del movimiento social, no es otra cosa que un ensayo para seguir haciendo transformaciones en nuestro entorno.
Tras 25 días de ayuno, nos hemos identificado y sensibilizado hacia la totalidad de la población marginada en Costa Rica. Desde la primera noche, durmiendo a la intemperie víctimas de la represión policial, hasta el frío y los transtornos gástricos de la última madrugada. Desde la permanente contaminación de la “calle presidencial”, hasta tener que lidiar con el sol intenso, los aguaceros de octubre y las inundaciones en nuestras tiendas. Desde el acceso restringido a servicios básicos de electricidad y telecomunicaciones, hasta las peripecias del último día para accesar los servicios estatales de emergencias médicas.
El millón de costarricenses en condición de pobreza, los sectores sociales excluidos, olvidados, invisibilizados y reprimidos, aquellos que carecen de acceso al agua potable, a la vivienda digna y a la canasta básica, aquellas personas que sufren el deterioro crónico del medio ambiente, de la infraestructura vial, de los servicios de salud y educación. Toda esa mayoría de costarricenses que sufren de una o de otra forma la violencia de los poderosos, canalizada a través de la administración estatal, tienen la garantía de que nos debemos a sus causas y necesidades, y que nos mantendremos imperecederamente en condición beligerante por construir un país mejor.
Un país más justo, inclusivo, solidario. Donde el respeto a la Vida y el amor a la Tierra sigan siendo valores fundamentales e inmercantilizables.
Será la Costa Rica donde la colapsada institucionalidad de los opresores, va a ser sustituida (como mucho temen quienes nos oprimen), por formas verdaderamente participativas y democráticas de convivencia. Al fin de cuentas, son los mismos poderosos que hacen la ley los que terminan por asfixiarla cuando ya no les estira lo suficiente a sus desbordados intereses.
Otra concepción de la justicia y de la legalidad, no entenderá la oposición del 90% de la ciudadanía como la Presidenta Chinchilla, que etiqueta esa condición como simple “disidencia de la opinión pública”. Otra concepción entenderá que cuando 14 personas están dispuestas a dar su vida por una causa que respaldan los sectores más amplios del país, no se puede minimizar la acción en los términos en que lo hizo la mandataria.
Si doña Laura Chinchilla no quiere ver enterradas de forma definitiva la honestidad y la firmeza de las que tanto ha presumido, debería comprometerse públicamente, como mínimo, a derogar el decreto 34801 MINAET inmediatamente después de emitido el fallo del Tribunal Contencioso, en caso de que la sentencia sea favorable a la Vida y a la salud de los habitantes de Crucitas de San Carlos. Es lo que ha reiterado en los oficios DV-AP-117-2010 del 19 de Julio, DV-AP-252-2010 del 19 de Octubre y DP-2961-2010 del 21 de ese mes.
Por nuestra parte, ya los sectores más amplios de la sociedad costarricense nos han dado la razón, en cuanto a la potestad y responsabilidad de este Gobierno, de derogar el adefecio que el ex Presidente Arias hizo con la figura de Conveniencia Nacional para privilegiar intereses privados.
La esperanza, la fuerza, y la Vida, están con nosotros.
¡¡¡Otra Costa Rica es Posible!!!