El 28 de julio se cumplen dos años del gobierno de Humala. Dos años que parecen más. Hace 24 meses se inició el gobierno de Gana Perú en medio de una gran expectativa: pese a que la propuesta de la gran transformación se convirtió en la hoja de ruta en la segunda vuelta, las expectativas de cambios y reformas sustantivas fueron muy altas.
En estos dos años, los cambios han sido notorios: la caída del gabinete Lerner, en plena crisis de Conga, fue un primer momento de giro. Luego, en julio del año pasado, con la caída del gabinete Valdés, se dijo que se instalaba, con el primer ministro Jiménez, un equipo más dialogante y se anunció la creación de una Comisión Multisectorial que estaba encargada de elaborar un conjunto de propuestas de reformas normativas orientadas a construir «una nueva relación con las industrias extractivas».
Ya ha pasado un año del anuncio, el trabajo de la mencionada Comisión Multisectorial concluyó en octubre del año pasado y hasta el momento no queda claro en qué consiste la «nueva relación con la minería». La única reforma anunciada ha sido la creación del nuevo Sistema Nacional de Certificación Ambiental (SENACE), que hasta el momento no tiene una jefatura y que recién comenzará a operar con todas sus funciones a finales del año 2014.
En cambio, en lo que sí se ha avanzado es en la tarea de destrabar las inversiones. A finales del mes de mayo, el propio presidente Humala anunció un conjunto de siete medidas para agilizar las grandes inversiones, sobre todo en el sector extractivo, que ha generado un fuerte debate y que además se presenta como un primer paquete que parece que será complementado con otros. Las políticas anunciadas apuntan a una mayor flexibilización en varios temas claves.
Por otro lado, lo ocurrido la semana pasada en el Congreso con la frustrada elección de los miembros del Tribunal Constitucional y la designación de un nuevo Defensor del Pueblo, no hace sino ahondar aún más el descrédito de la clase política y de las instituciones que deberían ser garantes de la democracia. El gobierno tiene parte importante de la responsabilidad.
¿Qué anunciará el presidente el próximo 28 de julio al inicio de su tercer año de gobierno? Seguramente el tema de las inversiones ocupará un lugar central en el discurso. En este punto el presidente tiene algunas cifras que mostrar y hacer evidente que, por ejemplo, las inversiones mineras no se han desacelerado y que por el contrario han aumentado: los principales indicadores del sector minero son positivos y la tendencia muestra que el comportamiento del producto interno bruto de la minería metálica superará largamente a la del quinquenio anterior.
Lo que seguramente no podrá demostrar el presidente es cómo avanza lo de «la nueva relación con la minería», luego de transcurridos 12 meses del anuncio. ¿Se acordará de su ofrecimiento de hace un año? Habrá que escuchar con atención el mensaje presidencial y ver qué peso le da en esta ocasión al tema minero y a los aspectos sociales y ambientales.