Con engaños se impone la minería en Zacualpan, Colima, estado con el mayor número de concesiones mineras en el país, paradójicamente declarado territorio libre de minería. Después del hostigamiento sistemático del gobierno estatal y de las amenazas directas contra los opositores al proyecto de la empresa Gabfer, ahora viene la promesa de que se gestionará la cancelación de las concesiones y, además, se otorgarán despensas y hasta jardines para la comunidad.
Nada nueva, como bien dicen los integrantes del Consejo Indígena por la Defensa del Territorio de Zacualpan, la estrategia encaminada a engañar y a dividir a una población golpeada por los grupos de choque financiados por el PRI, quienes incluso han amenazado de muerte a los opositores al proyecto minero.
La declaración de territorio libre de minería avalada por la Semarnat no importa, como tampoco vale el derecho a la consulta previa, libre e informada que estipula el Convenio 169 de la OIT. Aquí los derechos no cuentan, sino el oro que pretenden extraer y que afectará el manantial que provee de agua a más de 300 mil personas.
Colima tiene 44 por ciento de su territorio otorgado a la extracción de minerales e hidrocarburos, lo que lo convierte en el estado con más territorio concesionado a las empresas extractivas. El Consejo en Defensa del Territorio está solicitando un amparo en contra de dos concesiones mineras, aun con la promesa reciente de la cancelación. Lo tienen claro: “si las concesiones se cancelan será un triunfo de la comunidad organizada, pues llevamos varios años luchando por la vía legal y política para sacar a los proyectos mineros de nuestros territorios”, dicen desde Zacualpan.
Esta comunidad pertenece al municipio de Comala, conocido mundialmente por la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Nada más alejado de la categoría de “pueblo mágico” que le confiere el gobierno federal, pues de aquí algunos pobladores han tenido que salir de manera forzada hacia otras comunidades debido a las amenazas de los grupos de choque que han actuado con violencia e impunidad contra los opositores.
Los retos son muchos. La mina ha traído división y ha conseguido romper parte del tejido comunitario, pero continúa la organización y en torno a la resistencia se están forjando proyectos encaminados al fortalecimiento social, tales como una radio comunitaria que está próxima a instalarse.