26/03/2025
Cooperaccion
Con carteles y arengas sobre la importancia de cuidar el agua, un grupo de más de dos mil personas entre adultos, jóvenes y principalmente escolares, recorrieron las principales calles de Iquitos para expresar su preocupación frente al avance de la minería ilegal en la cuenca del Nanay, río del cual dependen para abastecerse de agua y de pescado, un alimento clave en la dieta amazónica.
“Miles de personas que vivimos en Iquitos dependemos del río Nanay de diversas maneras, por eso, ante una amenaza a este río debemos expresar nuestra preocupación”, señaló José Manuyama, defensor ambiental que lidera el Comité de Defensa del Agua, plataforma ciudadana que encabeza la defensa del Nanay en Iquitos.
“El Comité de Defensa del Agua surge en el 2012, gracias a la unión de varios colectivos y ciudadanos que nos enteramos de que en el río Nanay había dos proyectos petroleros en etapa de exploración, y decidimos organizarnos para defender el río”, recuerda Manuyama. Por eso, frente a la amenaza de la minería ilegal este comité se organiza nuevamente para ser “una voz colectiva y una fuerza de contención frente a las presiones que ponen en peligro el futuro de la Amazonía”, afirma.
Los manifestantes aprovecharon la conmemoración del Día Mundial del Agua para encontrarse en esta nueva movilización y exigir a sus autoridades acciones urgentes para luchar contra el avance de la minería ilegal en los ríos de Loreto. Con esta suman cinco movilizaciones multitudinarias convocadas por el Comité de Defensa del Agua desde el 2023 a fin de defender el río Nanay y el agua de Iquitos.
“Creo que la población si es consciente de su dependencia al río Nanay, especialmente por la provisión de agua potable, pero también saben que los peces vienen del Nanay. Por eso la gente responde a las convocatorias y participa, sea a través de redes o participando en las marchas. Iquitos es una ciudad que defiende su medio ambiente”, asegura José Manuyama.
A la fecha, la minería ilegal se ha apoderado del Nanay y se extiende hacia los ríos Pintuyacu y Chambira, los cuales alimentan con sus aguas al primero. Según el Ministerio Público, solo en el Nanay se estima la presencia de al menos 50 pequedragas -embarcaciones adaptadas para extraer oro del lecho del río mediante el vertido de mercurio- en funcionamiento.
De acuerdo con un último informe de la plataforma Radar Mining Monitoring (RAMI), durante febrero de este año se registraron 35 nuevas dragas en el río Nanay. Además, según las imágenes satelitales analizadas por esta plataforma, ya existirían balsas instaladas en las riberas del río.
A medida que aumentan las dragas y pequedragas en la cuenca del Nanay, también se incrementa el peligro en la zona. Actualmente al menos 15 personas de las comunidades indígenas y campesinas ubicadas en la cuenca del río Nanay que se oponen y resisten- al avance de la minería ilegal, han tenido que solicitar garantías para proteger su vida debido a las amenazas y agresiones que han sufrido.
En este contexto, José Manuyama llama al Estado a actuar en defensa de la Amazonía y a no ser indiferentes frente a lo que sucede en sus ríos. El defensor ambiental, que también es profesor, llama principalmente a los jóvenes a unirse a la defensa de la Amazonía porque ellos “son los afectados del futuro”. (Tomado de Actualidad Ambiental).
En conversación con Mongabay, Sidney Novoa, director de GIS y Tecnología de la Conservación en la organización Conservación Amazónica, señaló que el número de dragas está en aumento e, incluso, “se están desplazando hacia la cuenca media del Nanay”.
Mongabay también indicó que el mismo Ministerio Público ha confirmado la presencia de más de 50 dragas en esta cuenca, pero lo “más preocupante es que actualmente se están construyendo embarcaciones de metal, llamadas tracas”. Con estas tracas, los mineros se instalan en las riberas de los ríos y socavan el suelo en busca de más oro, aclaran desde la Fiscalía.
La presencia de mineros ilegales en Loreto ha sido denunciada en diversas ocasiones por las mismas comunidades indígenas de la zona. Muchas de estas comunidades han recibido amenazas: hasta el momento, unas 15 personas han solicitado garantías para sus vidas.