Esta semana, CooperAcción publicó un artículo de investigación que escribí acerca de la desconexión del sistema de planificación territorial y el otorgamiento de títulos habilitantes en el caso emblemático de la concesión minera Red Beds 2 que incluye la Montaña de Siete Colores en el Cusco. Afortunadamente, la alerta emitida a través de este artículo fue recogida rápidamente por los diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales y por supuesto gracias también a la reacción inmediata de las redes sociales, que provocó su viralización. La indignación ciudadana tras la denuncia ha logrado aparentemente, que tanto la empresa Minquest Perú S.A.C, titular de la controversial concesión minera, como el Estado[1] retrocedan en la decisión de concesionar esta área a la minería. Debo resaltar que ha sido gracias a la presión ciudadana y NO a la decisión de oficio en un debido proceso de evaluación a cargo del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET), como debería haber sido.
La carta de la empresa Minquest Perú S.A.C remitida al Gobierno Regional del Cusco renunciando al derecho minero, es un buen gesto. Sin embargo, el Gobierno Regional no es la entidad competente en la materia, dicha renuncia debe hacerse efectiva ante el INGEMMET de acuerdo con el Texto Único de Procedimientos Administrativos (TUPA), por lo que estaremos vigilantes a la presentación del mencionado documento. En caso de hacerse efectiva la renuncia a la concesión Red Beds 2, la empresa sigue teniendo tres concesiones mineras (Red Beds 1, Red Beds 3 y Red Beds 6) que se encuentran a menos de dos kilómetros de distancia de la Montaña de Siete Colores y hay que aclarar que no es la única empresa con derechos mineros aledaños.
Ver en la imagen satelital las concesiones mineras Red Beds 1, Red Beds 2 ( que incluye la Montaña de Siete Colores) Red Beds 3, Red Beds 6 de propiedad de la empresa Minquest Perú S.A.C. Fuente: Geoportal Geocatmin (INGEMMET).
La posición del Presidente de la República frente al caso emblemático es positiva, pero se esperan medidas concretas para la protección del área, empezando con la anulación de la concesión minera. Por otro lado, el proceso de creación del Área de Conservación Regional del Ausangate debe continuarse con celeridad en el Gobierno Regional del Cusco para que logre su aprobación en el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) y la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), pero debo advertir que es preocupante que la comunidad campesina de Pampachiri, en cuyos territorios se encuentra la Montaña de Siete Colores, haya expresado en mayo último su negativa[2] a formar parte del Área de Conservación (Conservación Amazónica – ACCA, 20/06/2018) ésa postura pone a su territorio comunal en una situación de mayor vulnerabilidad, pues se tienen serios indicios de una mala gestión turística que está degradando ecosistemas esenciales del paisaje.
La escandalosa concesión de la Montaña de Siete Colores no es un caso aislado, es una situación que pasa todo el tiempo en muchos territorios del Perú[3], a mayo de 2018 la superficie continental del país que se encuentra concesionada a la minería es del 14.12 % (INGEMMET). Ahora habría que preguntarnos ¿y si no era la Montaña de Siete Colores? ¿Si no es un atractivo reconocido por la prensa internacional? ¿Si era una laguna de importancia para una comunidad, o un lugar de importancia espiritual para una cultura? ¿Cuántas zonas más están en peligro, pero no reciben la atención que ha ameritado este caso? ¿Quién decide qué es valioso y se debe preservar y qué no es valioso y sí puede ser concesionado?
Este caso debe permitirnos observar la base de la conflictividad social. El tema de fondo es la desconexión entre los procesos de planificación territorial, especialmente el de ordenamiento territorial ejecutado por los gobiernos regionales y locales (municipalidades provinciales y distritales), con el sistema actual de otorgamiento de títulos habilitantes (concesiones mineras) en el gobierno central. No es posible que se inviertan millones de soles en los escasos procesos de planificación territorial y estos terminen siendo ignorados en la toma decisiones claves que transformarán los territorios.
Fuente:http://cooperaccion.org.pe/lo-que-nos-deja-el-caso-de-la-montana-de-siete-colores/